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EDITORIAL
No hay mal que dure un lustro
El Fondo Fiduciario y los ingresos del Canal de Panamá son algunas de las entradas del Fisco que parecieran manejarse como algo privado como que el Estado no puede ni debe disponer.
El capital producto de las privatizaciones no se ha querido tocar por disposiciones que lo transforman en un tabú inexplicable para la gran población panameña.
Nadie, por ejemplo, ha podido entender que Panamá accediera a que una empresa rentable como el INTEL se le cambiara la razón social a pesar de tener el Estado un 49% de las acciones y un 2% los trabajadores, lo cual suma un 51% que hace la mayoría. Así mismo, poco se informa sobre las inversiones que se deben hacer con los aportados al Tesoro Nacional por la vía interoceánica y vemos que cada día se agudizan más las faltas de vivienda mientras están abandonadas algunas casas en las áreas revertidas.
Está a la vista, pues, que falta una definición de lo que quiere el Gobierno ya que se postergan obras que son de urgente necesidad. Los que gobiernan han mostrado una extrema alegría porque a Panamá las excluyeran de la "lista negra" de países que no cooperaban con el blanqueo de capitales.
Libre ya Panamá del estigma de ser un país lavador de dinero debe promover la reactivación de la economía, pero esto no significa que un grupo privilegiado tenga el monopolio para hacer inversiones en detrimento ce la gran población panameña que sigue sufriendo la gran contracción económica.
Muchos problemas sigue teniendo Panamá y la solución de ellos está en la buena voluntad que puedan tener los que ejercen el gobierno. Pero se tiene que detener el tráfico de influencias, la corrupción que no la quieren ver los que están en el poder y las acciones del Organo Judicial que deben ser más transparentes, como se demanda en un régimen que dice ser democrático.
En Panamá se levantan majestuosos rascacielos, hay grandes fugas de divisas cuando se presentan espectáculo artísticos foráneos, florecen los juegos de suerte y azar y no se escatiman gastos en diversiones por lo que es disimulada la crisis financiera que supuestamente agobia al país. Es cierto que hay algunos cierres de almacenes y que el factor económico está en un estado de depresión, pero aún queda dinero aquí para palear la situación que ya está llegando a los niveles de la crisis de finales de la década del '80 en tiempos de la dictadura.
Para que veamos la luz al final del túnel hay que reestructurar el gobierno que no supera la etapa de la politiquería y por eso hace falta cambios drásticos en el equipo gubernamental.
Miramos con optimismo al porvenir aun con los escollos que nos ponen los políticos con mentalidad retrógrada y obsoleta, porque nos anima saber que no hay mal que dure un lustro ni panameño que lo resistan.
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PUNTO CRITICO |
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