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AMARGURA Y TRISTEZA AGOBIA A REFUGIADOS
Paciencia pide Clinton y Albright, que se eche a Milosevic
Skopje
AFP
El presidente estadounidense, Bill Clinton, de visita ayer martes a Macedonia, pidió paciencia a los refugiados, mientras su secretaria de Estado, Madeleine Albright, afirmaba que para beneficiarse del programa de reconstrucción de los Balcanes, Yugoslavia debe deshacerse del presidente Slobodan Milosevic. Acompañado de su esposa Hillary, Bill Clinton fue acogido como un héroe en Stenkovec por varios miles de refugiados que gritaban "¡USA!, ¡USA!". Después de visitar el campamento, ubicado a unos diez kilómetros de la frontera, el presidente estadounidense se dirigió a los refugiados y les pidió que esperen antes de regresar a sus hogares para permitir a la Fuerza internacional de paz (KFOR) desminar las carreteras de la provincia. Empero, en la visita del presidente estadounidense también hubo amargura y tristeza en la celebración con los refugiados albano-kosovares de Stenkovic. Desde Aviano (Italia), EFE informó que a pesar de que la visita fue una celebración de la victoria de la OTAN y de la próxima vuelta de los refugiados a sus hogares, el presidente de Estados Unidos volvió a comprobar por sí mismo el horror que ha supuesto el conflicto para la población civil. Una de las escenas más dolorosas fue el encuentro con Besart Macastena, un niño de cuatro años que había sido torturado por las fuerzas serbias. "Tenía unos enormes ojos almendrados, y una mirada... muchos de los niños tenían una mirada ausente", rezó Clinton a los periodistas durante el vuelo que le llevó de Skopje a la base aérea de Aviano (Italia) camino de Washington. Los psicólogos con los que habló le dijeron que "los niños que no lloran son aquellos por los que hay que preocuparse más", según recordó el presidente. Clinton reconoció que, en su breve visita, se podía percibir claramente el rencor de los refugiados a pesar de que podrán finalmente volver a su tierra. Por ello, admitió que no está seguro de si serbios y albaneses podrán convivir en Kosovo. " El presidente confió en que la diversidad nacional de los soldados de la fuerza de paz sirva de ejemplo a las dos comunidades. En cambio, sí se mostró satisfecho de que hasta ahora apenas haya habido represalias de albaneses contra serbios. La visita al campo de refugiados estuvo llena de gritos de júbilo. La mayoría de los albano-kosovares con los que Clinton habló se mostraron muy emocionados, pero uno de ellos, Florent Kqiku, les dijo muy serio: "el pueblo albanés nunca olvidará que usted le trajo el regalo más precioso, la libertad
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