Apenas 24 horas después de que las fuerzas antisirias se aseguraran el control del futuro Parlamento libanés, una bomba a control remoto segó ayer la vida de George Hawi, ex secretario general del Partido Comunista y figura de la oposición a Damasco.
Hawi, un cristiano que combatió a sus correligionarios durante la larga guerra civil libanesa (1975-1990) y después se alineó junto a los chiíes de Hizbula para luchar contra la ocupación israelí, es el segundo opositor a Siria que es asesinado en el Líbano desde que el pasado abril las tropas de Damasco abandonaran el Líbano.
"Es un mensaje para todos los libaneses", denunció el líder druso Walid Yumblat, cuando el cuerpo de su colega aún no había sido levantado del lugar.
Hawi salió temprano de su domicilio, ubicado en el barrio de Wata Museibte, en el oeste de la capital y de mayoría musulmana, para ir a trabajar.
Cuando el conductor, Sami Basi, puso en movimiento el coche de lujo negro, alguien activó por control remoto el detonador y la fuerte explosión cercenó la vida del político y causó heridas a su chófer, que salió en busca de ayuda.
La carga había sido colocada en el asiento del copiloto, en el que solía viajar Hawi, quien tardó unos minutos en morir e imploró una ayuda que ya nadie pudo proporcionarle.
Washington demandó una investigación de este atentado en Líbano y vinculó los asesinatos a la prolongada influencia Siria sobre su pequeño vecino.