Querido(a) Hermano(a): n esta solemnidad del CUERPO y la SANGRE del Señor, la FUNDACIÓN PRO-FE y este medio, te hacen llegar la enseñanza del Santo Padre Juan Pablo II sobre este Sacramento santo y su gran valor para el enriquecimiento de nuestras vidas.
Desde hace siglos, la Iglesia ha escogido el domingo posterior a la fiesta de la Santísima Trinidad como día dedicado a una especial veneración pública de la Eucaristía, el día de “CORPUS DOMINI” , del Sacramento más santo: el sacramento del cuerpo y la sangre del Señor.
El sacramento de la Pascua Divina. El sacramento de la muerte y de la resurrección. El sacramento del sacrificio y del banquete de la redención. El sacramento de la comunión de las almas con Cristo en el Espíritu Santo.
El sacramento de la fe de la Iglesia peregrina y de la esperanza de la unión eterna. El alimento de las almas. El sacramento del pan y el vino, de las especies más comunes, convertidas en nuestro tesoro y nuestra riqueza más valiosos. “Este es el pan de los ángeles, pan de los peregrinos”.
Cuando el sacerdote, en nombre y en la persona de Cristo, pronuncia las palabras «Este es mi cuerpo, que se entrega por vosotros», no está afirmando solamente la presencia del cuerpo de Cristo, sino que expresa además el sacrificio mediante el cual Jesús entregó su vida para la salvación de todos.
Celebramos la festividad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo el domingo posterior a la Santísima Trinidad con el fin de dejar patente precisamente la Vida que nos otorga la Eucaristía: un reflejo más pleno de la Santísima Trinidad. Nuestras almas participan en este sacramento de la Vida de Dios: misterio profundo íntimo en extremo, que asumimos con todo nuestro corazón y nuestro “yo” interior. Lo vivimos además en la intimidad, en el recogimiento.
Ahora bien, hay un día, una fiesta, en que queremos de modo especial expresar externa y públicamente esta realidad tan íntima. Hoy es este día, expresión de amor y de veneración.
La fuerza de la celebración eucarística es mayor que todo el mal del universo, pues significa una realización concreta de la redención, una reconciliación cada vez más profunda de la humanidad pecadora con Dios, en el horizonte de un mundo mejor.
Reflexión del Papa Juan Pablo II, tomada del libro “Conmigo Día tras Día”. Dios te bendice por solidarizarte con la obra PRO-FE en bien de tus hermanos más necesitados. |