El aumento en el costo de acarreo de la leña y lo difícil de obtener buena tierra es en parte alguna de las dificultades que hoy enfrenta el alfarero panameño y que han hecho obligatorio incrementar el valor monetario de sus creaciones, aunque ello ha ido a la par de obras de mayor calidad y belleza.
Familias enteras se dedican a la alfarería y buscan ofertar en vitrinas como la Feria de La Chorrera, sus creaciones, realzando en los potes, paisajes panameños, propios de la campiña interiorana, demostrando, además, la habilidad con el pincel.
Este trabajo no es fácil, como lo admite, Doris Calderón, aunque da lo necesario para mantener la familia, ya que desde 1979 se dedica a la alfarería, primero con su esposo y ahora con uno de sus hijos, siendo propietarios del taller "Milán y Güili".
Lo más difícil de confeccionar una cerámica es cuando se introduce en el honor, es allí cuando se puede dañar la pieza, debido a la mala calidad de la tierra con que se ha elaborado.
Por estos días, indica, no se la logrado obtener buena tierra, aunque existe la esperanza de que para este verano la situación cambie y se logre obtener buena tierra para todo el año.
El hecho esta en que no todos los años se puede sacar tierra del mismo sitio para la confección de alfarería, lo cual se convierte en un problema para los alfareros independientes, quienes se ven obligados a comprarla en puntos tan distantes como Santa María, en Herrera.