TEMAS DE ACTUALIDAD
Filipinas

Alfonso Zamora
Colaborador
Lo importante en una democracia no es tanto definirnos todos en contra de uno, sino que, a pesar de lo complejo que pueda ser un tema, podamos discernir para aportar luces. El tema de los consulados, sobre todo en áreas de marina mercante, siempre ha sido muy sonado y muy discutido en Panamá. El caso de los certificados médicos de marinos filipinos, de los que se manejan más de 300 mil al año y que a todas luces, nos podría dar mucho más ingresos que los que proporciona el Canal al Fisco Nacional anualmente, nos llena de dudas, especulaciones y hasta de morbosidad. En virtud de este tema, queremos contar dos experiencias en las cuales deberían intervenir las autoridades panameñas o por lo menos investigar. Estas historias las voy a relatar. Me enteré que un país con costas en el mar Egeo, un diplomático decidió tomar las riendas de toda la actividad consular e intentó destituir a un funcionario del propio país, y la respuesta fue, que el subalterno le dijo a su jefe, el diplomático panameño, que abandonara las oficinas y que lo único que se podía llevar era su bandera nacional, porque todo lo que allí había era de su propiedad. Además, le agregó que él se quedaba con todos los contactos y que sólo le faltaba encontrar otro país para continuar con sus labores. La forma de negociar en el consulado de este país es muy conocida por todo lo que se agita en ese mundo y creo que hasta el momento, esta deseada representación diplomática y comercial se maneja por los originarios del país donde se asienta la sede y estos imponen las reglas y directrices que se ha de seguir. El otro caso, que pude escuchar, es de un consulado en el Asia, donde el secretario que es originario del mencionado país, maneja todos los negocios y como el idioma es tan difícil y los contactos que tiene, lo convierten en una figura indispensable. En esta situación, el diplomático panameño que intentó destituirlo, al no conocer el idioma, se vio involucrado en una serie de problemas, porque el funcionario mencionado, nunca pudo darse cuenta, de que lo estaban comprometiendo diciendo cosas que lo llevarían prácticamente a la expulsión de ese país. En el caso de Juan Carlos Escalona, quien fue nombrado embajador y cónsul en Filipinas, tengo la impresión que, según los informes que tengo, es la primera vez que físicamente, se establece un diplomático en este país y quizás por no conocer las historias narradas, se ha enfrentado a grupos de intereses muy fuertes que tienen que ver con la actividad médica muy importante y que quizás, tendrá entonces que llegar como lo que hemos contado a ciertas negociaciones. En las opiniones que hemos escuchado, no hemos visto ninguna interrogante en este sentido de que al llegar a ver los intereses nacionales y enfrentarse a ciertas mafias que dominan estos tipos de trabajo, hayan también podido aportar verdades a medias, que al final lo que buscan es mantener un status quo en esta forma de ganar dinero. Sería interesante que cosas como las que se han planteado, también sean investigadas por las autoridades, porque quizá por la falta de no tener una verdadera carrera diplomática, donde vaya gente con conocimiento de los idiomas locales y con capacidad de comercio, el grueso de los ingresos de estas actividades estén quedando en esos países. Quisiera dejar sentado que debe investigarse todo este caso, que en forma periodística y seria, se ha dado a conocer, pero también sería interesante que este gobierno haga una investigación profunda de lo que siempre ha ocurrido con los consulados.
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