El Vaticano condenó "con determinación" la violencia sexual contra las mujeres, aseguró que la prostitución es una forma de esclavitud moderna que afecta también a los niños y se mostró partidario de que los "clientes" de las prostitutas sean castigados penalmente.
La Iglesia Católica entiende que el cliente debe ser ayudado a resolver sus problemas, pero que es necesaria una medida "eficaz" para un cambio cultural y que esa puede ser asociar el Código penal a la condena social, dice el documento "Orientaciones para la pastoral de la carretera", que presentó Agostino Marchetto del Consejo Pontificio para los Emigrantes.