El Gobierno de EEUU defendió ayer la fiabilidad de los informes sobre las armas de destrucción masiva en Irak, mientras el Congreso investiga su misterioso paradero.
Tanto los altos cargos del Pentágono como los congresistas actúan con premura para evitar que la crisis de credibilidad sobre las armas -que utilizó EEUU para justificar la invasión de Irak el pasado 20 de marzo- se convierta en un escándalo.
Los legisladores demócratas y republicanos, que ya han celebrado audiencias públicas sobre la etapa de posguerra en Irak, quieren saber qué pruebas recibió el Gobierno de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para lanzar la invasión de Irak. |