Una parada de La Cresta, en el corregimiento de Bella Vista, fue nuevamente testigo de una trifulca estudiantil, que casi derramó sangre inocente todo por un intento de robo de un CD player a un alumno de un colegio capitalino.
La Policía no tuvo otra que detener a los estudiantes para interrogarlos. Fue triste ver a una madre que fue a buscar a su hijo, luego de la refriega entre estudiantes del Tomás Alba Edison y el Artes y Oficios. Llorando, la señora vió su vástago detenido cual criminal.
¿Cuando se acabarán las peleas y las actitudes pandilleras de algunos estudiantes? Esa es la pregunta que todos los ciudadanos nos hacemos.
Pero, el caso del Artes y Oficios es sumamente serio y merece ser tomado en cuenta por las autoridades del Ministerio de Educación. Incluso por el futuro gobierno de Martín Torrijos.
El colegio ha decaído y perdió valor como centro de enseñanza por excelencia de técnicos y profesionales. Hoy, una banda de criminales deambula por esa institución educativa, alterando el comportamiento de los alumnos y dañando el prestigio de esta escuela.
Egresados del Artes y Oficios han indicado que cuando el colegio perdió aquella política de sólo aceptar a los alumnos con mejores promedios, la institución se sumió en el caos, al permitir que adolescentes sin buena preparación entraran a las aulas. Hubo un momento en que los estudiantes con puntuación de 4.5 en notas eran los aptos para ingresar allí.
Urge depurar al Artes y Oficios de los malos estudiantes, para evitar el cierre definitivo del colegio.
Una alternativa sería implementar un exámen de evaluación extraordinario para determinar el nivel académico de los alumnos. Por supuesto, allí se descubrirán muchas sorpresas.