Estados Unidos dispone de una red de más de treinta cárceles en el mundo donde permanecen recluidos sospechosos de terrorismo.
Así lo notifica la organización defensora de los Derechos Humanos de Estados Unidos, Human Rights First, el antiguo Comité de Abogados para los Derechos Humanos.
La existencia de, aproximadamente, la mitad de los treinta centros de detención es mantenida en secreto por la administración norteamericana. Casi la totalidad de las prisiones se hallan en el extranjero.