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Estos humanos se las ingenian para construir lo que parecen casas de campañas y que en conjunto simulan un campo de refugiados.  |
Toda persona en algún momento de su vida comete errores, que tarde o temprano tendrá que pagar, de una u otra forma.
Una triste realidad que con suerte algunos logran cancelar sin mayores consecuencia, que la privación de la tan anhelada libertad.
Por cualquier delito que sea, no hay persona en el mundo que pueda sentirse bien encerrada entre paredes desteñidas por el pasar de los años, el frío taladrador, el asfixiante bióxido de carbono emanado de lo más profundo de los cuerpos de quienes comparten una celda y en ocasiones, si acaso pueden dormir pues son frecuentes los ataques sexuales de los más fuertes.
NOVELA DE TERROR
Pareciera un capítulo de una novela de terror; solamente hay que asomarse a una de nuestras cárceles públicas para darse cuenta, que miles de panameños, panameñas, extranjeros y extranjeras incluidos menores de edad, lo están viviendo en carne propia.
La justicia del hombre, lleva consigo injusticia vestida de legalidad y que a falta de verdaderos mecanismos de resocialización, dan como resultado que las cárceles se hayan transformado en escuelas del delito.
Un caso palpable y que refleja el desinterés de insertar a quienes delinquen en la sociedad es la cárcel pública de Changuinola, ciudad pujante de la provincia de Bocas del Toro.
La estructura data de los años 60, fue concebida para una población penal de 25 personas, incluyendo el área de mujeres. Actualmente la población carcelaria incluyendo ambos sexos es de 105 personas hasta hace una semana.
CAMAS DE CARTONES Y TRAPOS
La diferencia de espacio y personas se refleja en nuestras fotos, el 75% de los detenidos tiene que dormir en la cancha de hacer deportes. Estos humanos se las ingenian para construir lo que parecen casas de campañas y que en conjunto simulan un campo de refugiados.
Plásticos, cartones, trapos, hilo, pedazos de pantalones y camisas son entre otros los materiales utilizados para la construcción.
Un metro cuadrado con techo de plástico y cama de cartón es suficiente para que se acomode, de día el candente sol se encarga de sacarles toda el agua del cuerpo; si llueve, los detenidos tienen que pararse y estirarse lo más posible pegados a la pared para guarecerse, aprovechando el zinc saliente.
El problema mayor radica en la noche. Bocas del Toro es una provincia de lluvias continuas, y cuando éstas azotan, docenas de detenidos intentan acomodarse como pueden dentro de las cuatro celdas, pero a veces, todo queda en deseos, pues aparte de que están saturadas de otros detenidos que de ver su rincón invadido reaccionan molestos, llega el momento para algunos de aprovecharse de otros detenidos de afuera, para que en esa noche de lluvia y calor se conviertan en su consuelo sexual.
DERECHOS HUMANOS
Ante la impresionante mala situación, la comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, hizo una visita al penal percatándose de la inhumana situación y su voz de protesta no se hizo esperar.
Tampoco se hizo esperar la respuesta de la directora nacional de Corrección, Concepción Corro, que al salir al paso dijo, que había un presupuesto de B/. 580 mil para la construcción de un centro penitenciario en el sector de California, área fronteriza con Costa Rica.
La alegría de los detenidos, familiares, de los propios agentes de policía y los ejecutivos de la entidad en la zona fue evidente, unos por comodidad, otros por seguridad y los últimos, porque habría personal de refuerzo, pues no hay presencia de Corrección en la provincia.
Las sonrisas pronto se transformaron en mueca. Hace una semana, La Voz del Interior pudo conocer, que la partida prometida había sido desviada no se sabe a dónde ni para qué, dijo la fuente de entero crédito.
LOGROS OBTENIDOS
La sorpresa es mayor, cuando entre uno de los principales requisitos estaba la consecución del terreno, la fuente dijo, que se lograron 10 hectáreas servidas, o sea, con luz, agua y carretera accesible.
Pero no solamente se logró el terreno, también los planos e inclusive se adelantaban conversaciones con técnicos y otros profesionales que participarían impartiendo clases en los talleres y huertos que se construirían en el lugar, dando oportunidad a un real proceso de rehabilitación.
El proceder con la construcción no solamente traería mejoría a los detenidos, con ésta se lograría una importante cantidad de mano de obra, los transportistas también se verían beneficiados, igual algunas familias que se dedican a cocinarle a los trabajadores de la construcción, por ende los comerciantes y así sucesivamente. |