Trate de no ir solo a cobrar. Que alguien de su familia lo acompañe, tal vez algún nieto adolescente.
Guarde el dinero en bolsillos interiores del saco, asegurados con botones, para dificultar un robo. Hay merodeadores expertos en despojar a jubilados en día de cobro porque son un blanco fácil y seguro.
Por ninguna razón admita que le quiten el saco donde lleva el dinero, aunque le hayan derramado un tarro de pintura encima.