Como buen padre debes conocer a tu hijo y observar detenidamente cada uno de sus movimientos para darte cuenta cuándo está pasando algo malo.
Tu bebé no tiene la habilidad de abrir la boca y decirte "papi o mami me duele aquí", por lo que es muy importante que sigas las señales que pone de manifiesto que tu tesorito está enfermo.
Hay cambios que te pueden dar la señal de que tu hijo necesita ayuda médica. Por ejemplo, el color de su piel, forma de mirar, la pérdida de apetito, que en la mayoría de los casos es por problemas en el estómago; y los cambios en su comportamiento, es decir, si tu hijo es un niño activo.
NO HAY QUE EXAGERAR
Pero, dependiendo de la etapa por la que esté pasando tu pequeño, los cambios son necesarios.
En cambio, si un lactante de más de cuatro o cinco semanas que por lo demás se muestra despierto y con buen aspecto, rechaza esporádicamente alguna toma o quiere menos biberón durante unos días, no hay motivo para preocuparse, porque simplemente está regulando su dieta.
NO TE DUERMAS
La falta de apetito es un síntoma frecuente con las enfermedades infecciosas pasajeras, no debe ser motivo de preocupación, pues es una reacción normal del cuerpo.
Pero, si tu bebé además presenta problemas como somnolencia, debilidad y casi no reacciona a los estímulos que tú le haces, te recomendamos consultar al pediatra.