Ver para creer.
Eso dirían quienes escuchan lo que está ocurriendo en Colón cuando jóvenes que antes no podían verse porque querían matarse, ahora conversan y se llevan de lo más bien.
Es un hecho plausible el cambio de estos jóvenes que antes les llamaban delincuentes porque tenían armas para cometer acciones ilícitas y porque resolvían sus problemas con disparos.
Hoy han soltado todo lo malo y ha decidido cambiar por el bienestar de sus familias y para hacer que la imagen de Colón cambie con noticias más positivas.
Damián De León es un joven que estuvo privado de libertad durante 11 años por cometer un homicidio, sin embargo, tiene la esperanza y la fe en Dios que puede contribuir con su cambio a apoyar a su madre y a su esposa que lo acompaña después que pagó su delito.
"Sólo quisiéramos que el Presidente de la República Martín Torrijos nos tenga presente que estamos dispuestos a trabajar por el bienestar de nuestro país, pero queremos oportunidades de trabajo", dijo convencido.
Olaf Robleto reconoce que pertenecía a una banda denominada los "Rizos" y esa noche hizo entrega de un regalo a otro joven que antes no soportaba ver porque de una vez buscaba para dispararle. Al igual que los otros, quiere cambiar porque ya está cansado de mantener el terror y la tristeza de sus familias que se preocupan.
"Se están muriendo personas inocentes y ya la gente no duerme pensando en la violencia, por eso es mejor parar esto, sólo que queremos que nos brinden ayuda porque estamos con los seminarios porque deseamos ser microempresarios".
Piers Blandón, del Movimiento de Rescate de la Juventud Colonense, se siente optimista porque ha logrado por medio de Dios unir a estos jóvenes que pertenecían a diferentes pandillas de Colón y que ahora dejan de ser de esas bandas rivales para avanzar en la superación y el respeto a Dios.
Indicó que el programa "Mi casa y yo fuera de la violencia" es muy importante para ellos, y el seminario que los ayuda a prepararlos está dando buenos frutos porque tienen la fe que este gobierno los tomará en cuenta.
Para Jaime Reynaldo Graham, otro joven que no podía ver a muchos con los que hoy está hablando, indicó que se siente contento y espera que se siga repitiendo para que se acaben los problemas.
Una de las esposas de estos jóvenes dio las gracias a Dios porque le parece mentira que ahora puede caminar al cine, ir de compras o llevar a su hijo junto a su padre.
Los jóvenes que antes eran pandilleros compartieron en un convivio con sus esposas e hijos y vieron cómo compartían todos juntos como una familia, cosa que nunca antes podían hacer.
El problema de las pandillas tiene que terminar porque la única ganancia en ese mal negocio, son las muertes.
SIEMBRAN SEMILLAS DE ESPERANZAS A LAS FAMILIAS
Las pandillas, no sólo en Colón sino también en otros rincones del país, ha traído su secuela de muertes donde se han visto involucradas personas inocentes.
Y en diferentes puntos del país, han surgido personas que se han dedicado a rescatar a esa juventud descarriada logrando resultados positivos.
En Colón, con el proyecto iniciado se ha logrado mucho por el momento, pero se espera que en un futuro no existan pandillas que siembren el terror en el área.
Con los nuevos pactos de paz, los pandilleros que antes no se podían ver ahora comparten espacio sin ánimos de peleas.
Las familias de los implicados se manifiestan contentas y esperanzadas para un mejor futuro para las generaciones.
Se espera que los muchachos alcancen altos niveles de comprensión y tolerancia.
Al programa se van sumando muchos para decir adiós al derramamiento de sangre en la provincia que también tiene gente buena y trabajadora.