En las novelas románticas y en la literatura, la figura de una musa siempre ha sido el personaje que por excelencia no puede faltar. Esa es la esencia del escrito, el espíritu que mora dentro y da cuerpo a la narración.
Pero en la historia actual, esta presencia intelectual llamada así en el mundo de la imaginación, es quien lleva la peor parte cuando cobra vida, cuando se torna de carne y hueso.
Hace tres meses y días conmemoraron el Día Internacional de la Mujer. Se hicieron una serie de actos y destacaron discursos, los que en la práctica distan todavía de salvaguardar el bienestar de millones de musas (mujeres).
Todos los días escuchamos, vemos y hasta presenciamos la violencia con la que es ultrajada la figura femenina. No hablo de posiciones conflictivas entre si la mujer puede tener o no las mismas cosas materiales que los hombres. Tiene que ver con los mismos derechos a ser protegida como persona y ser humano.
Unos meses atrás asesinaron sin piedad alguna a dos mujeres, una de ellas embarazada. Damas que trabajaban con honestidad y mucha voluntad para superarse.
Sin embargo, sin límites fueron sacrificadas en aras de la ambición y luego dejadas como quien deposita la basura a un lado. Otros días conocemos de musas que son asesinadas sin contemplación, aunque los avisos de advertencia eran conocidos por sus familiares y las autoridades, como sentencias ya anunciadas.
Pensarán que es tardía la reflexión..., pues quienes sufren las pérdidas (hijos, madres, etc.) no lo piensan de esta manera.
Para las familias, las "hienas" que burlonamente cometieron estos delitos contra la sociedad, van a recibir los derechos que ellos quitaron a las víctimas./l
Conducirse como el más salvaje de las bestias parece exclusividad humana.