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AUNQUE TAMBIEN CIERTA PAZ
Ejecución de McVeigh deja interrogantes

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Washington
EFE / TERRE HAUTE / AFP

Aunque el presidente de EEUU, George W. Bush, dio ayer lunes, el "caso por cerrado", la ejecución de Timothy McVeigh, si bien creó "cierta paz" entre los familiares de las víctimas, dejó también muchas preguntas sin respuesta.

Varios centenares de personas, entre supervivientes del atentado de Oklahoma, familiares de las 168 víctimas mortales y periodistas, pudieron comprobar cómo Timothy McVeigh "pagó con su vida" la gran tragedia que su odio al Gobierno originó aquel 19 de abril de 1995 en el edificio federal Alfred Murrah.

Algunos lo vieron por circuito cerrado de televisión, pero otros, que actuaron como testigos excepcionales de la ejecución, pudieron sentir cómo McVeigh, irreductible, les clavaba los ojos mientras le inyectaban la aguja que terminó con su vida a las 12.14 GMT de ayer. Según dejó escrito en palabras del poeta William Ernest Henley, hoy se sintió "el amo de su destino, el capitán de su alma".

Y murió tranquilo, sin arrepentirse de sus actos y, según su abogado Robert Nigh, convencido de que haber pedido la clemencia del presidente Bush "no tenía ningún sentido".

Bush es un firme defensor de la pena de muerte para los delitos de sangre y durante los seis años que estuvo al frente del Gobierno de Texas firmó un récord de 152 sentencias de muerte.

Timothy McVeigh, autor del atentado de Oklahoma City en 1995, fue ejecutado ayer lunes por inyección letal y se mantuvo imperturbable y en una actitud que desafió a una sociedad estadounidense herida por su odio destructor.

Calmado hasta el final, McVeigh murió con los ojos abiertos, sin pronunciar una palabra y bajo la mirada de una treintena de testigos.

"Murió con los ojos abiertos", declaró Byron Pitts, uno de los testigos de la ejecución."No habló". McVeigh, de 33 años, fue declarado muerto a las 07H14 locales (12H14 GMT) sin hacer ninguna declaración antes de su ejecución, precisó Lappin.

Sin embargo, dejó una declaración escrita: el poema "Invictus" que el victoriano William Ernest Henley escribió en 1875, y que culmina: "Soy el amo de mi destino; Soy el capitán de mi alma".

A partir de las 07H06 locales (12H06 GMT), le fueron inyectadas tres drogas por vía intravenosa en la pierna derecha, ante la presencia de una treintena de testigos, entre ellos sus dos abogados, y diez sobrevivientes y familiares de víctimas del atentado.

El director de la prisión declaró que McVeigh estuvo "calmo" durante la ejecución y que había "cooperado plenamente".

"Estuvo calmo durante el procedimiento (y) cooperó plenamente con nosotros (...) desde el momento en que fue esposado en la celda, mientras se dirigía hacia la cámara de ejecución y montó la escalerilla para subir a la camilla" a la cual fue atado.

Autoproclamado un cruzado antigobiernista, McVeigh se mantuvo desafiante hasta su amargo final, y enfrentó su muerte sin ninguna palabra de disculpa ni arrepentimiento por el mortal acto terrorista que ejecutó el 19 de abril de 1995 y que cobró 168 vidas, entre ellas las de 19 niños.

Con su cabeza rapada, "parecía estar siempre tratando de ponerse al frente de la sala (de ejecución) y comprender sus circunstancias", comentó el reportero de Fox News.


 

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