Reiteradas veces, una y otra vez, los niveles de seguridad en la industria de la construcción se aflojan poniendo en peligro la integridad física de los obreros que trabajan en este dinámico sector.
Cuando se registra un accidente, todos corren a lamentar el hecho fatal, los inspectores de trabajo, los sindicatos y hasta los ejecutivos de las empresas involucradas, pero pasado el susto. !Todo vuelve a ser como antes!.
¿Qué es lo que pasa? Si este oficio es de alto riesgo profesional, por qué las autoridades y los propios sindicatos no monitorean las condiciones de seguridad y la eficiencia de los equipos en los 400 proyectos en marcha.
Otro elemento que salta a la vista, de la poca seriedad con que se trata el asunto, es la insuficiente cantidad de inspectores de Salud Ocupacional dedicados a estos menesteres.
Solamente 18 inspectores para los numerosos proyectos de una industria que se encuentra en todo su apogeo, acompañada de una "danza de millones de dólares" que levanta rascacielos en toda la ciudad.
Mientras tanto, las estadísticas reflejan la dura realidad que enfrentan los trabajadores de este vibrante sector. En lo que va del año 12 humildes hombres han perdido la vida por estas negligencias, que pudieran haberse evitado.
La fuerza laboral de este sector ha puesto sus esperanzas de que las mínimas multas por las infrqciones a las condiciones de seguridad en este sector sean cosa del pasado con el nuevo Reglamento de Seguridad que se viene preparando.
Esperemos que con esta nueva herramienta, tanto el SUNTRACS, la Cámara Panameña de la Construcción y el Ministerio de Trabajo, cumplan cada uno su parte con responsabilidad profesional y !se acaben por fin las muertes innecesarias!.