Panamá despertó ayer del sueño de clasificar por primera vez al un Mundial de Futsal.
La dura realidad con la que chocó se llama Estados Unidos, el vigente campeón de CONCACAF, que había caído un día antes con el anfitrión Guatemala.
Sin embargo, ayer los hijos del Tío Sam entraron a la cancha con hambre de clasificación y terminaron masacrando por 7-1 a nuestra representación.
Fue un final triste para un equipo que nos había ilusionado, sobre todo, después de su buena perfomance en primera ronda, en la que igualó 6-6 con Costa Rica, 1-1 con el propio Estados Unidos y derrotó 4-0 a Haití.
Empero, las cosas cambiaron ante Cuba en semifinales, rival que ya nos había vencido tres veces en los juegos amistosos y que el sábado nos volvió a vencer 4-1, obligándonos a buscar el boleto con los gringos en el juego por el tercer y cuarto lugar.
De esta manera, ha terminado otro capítulo para el futsal, un deporte relativamente joven en competencias internacionales, que en esta, su segunda participación en eliminatorias, ha superado con creces su participación del año 2004, cuando con el brasileño Babau, superó a Canadá y luego cayó ante Costa Rica.