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El triunfo del estrépito

Julio C. Caicedo | Periodista

El finado Pipo Navarro fue quien hizo que por primera vez muchos capireños quedáramos hipnotizados ante un piano de cola. Eran tiempos en que los profesores de las diferentes materias eran abnegados. En el caso de Pipo Navarro, sus clases de música eran dadas con tanta entrega, que aquello parecía un conservatorio polaco y entonces uno salía de allí sintiendo la armonía entre la música y todos esos paisajes verdecidos en el universo nuestro, que se limitaba a los montes, ríos y playas entre La Chorrera y Capira.

Hoy, el panameño común, sobre todo el que vive en la capital o en las cabeceras de provincia, no distingue con facilidad entre sinfonía y ese erupto diabólico que llaman "reguetón". En Panamá, muchos oídos han enloquecido, hasta al señor Presidente, sus sapos, acólitos y corifeos han sido observados bailando esas vainas parecidas a ataques epilépticos, iglesias y sectas con sus pedófilos incluidos, también se han entregado a la barbarie para atraer descamisados de mente y propósito que puedan sacarle un real.

El joven de hoy compara la voz de Nenito Vargas con la de Chinchorro y confunde una flauta dulce con un pito de guardia. Está moribunda la estética sonora. No hay armonía. El estrépito nos gobierna, está de moda la bulla. La consigna es reventar tímpanos a la bulla de los cocos. La estridencia constante del entorno ha debilitado el sentido acústico. Estamos perdidos, en radio y televisión se subestima la buena voz, la dicción correcta, el timbre claro y subjetivo, en cambio se aceptan balbuceos, gritos y disparates tonales comparados con los escándalos que emiten las tribus que rodean de cerca los escenarios del Mundial de Fútbol.

Ante esta contaminación acústica que reina en Panamá, he decidido no aceptar ser padrino de cualquier niño o niña cuyos padres no acepten por escrito, que durante la celebración no se escucharán ni bailarán las bajezas del "regué". No vaya a ser que en medio del festejo saque el machete y le dé un par de planazos a cualquiera del gentío.




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