La mina de cobre de Cerro Colorado, ubicada en la comarca Ngöbe Buglé, está generando una serie de enfrentamientos entre los que se oponen a la explotación por los riesgos de contaminación y los funcionarios del Gobierno que aseguran que la actividad generara riquezas para el país.
La mina de Cerro Colorado está ubicada entre las comunidades de Hato Chamí y Cerro Escopeta y para llegar hasta el lugar se ingresa por el distrito de San Félix y toma una hora y media en arribar en carro de doble tracción.
La reserva de cobre de Cerro Colorado es la segunda más grande del mundo, capaz de generar ganancias por cerca de los 300 millones anuales, según las estimaciones.
Cerro Colorado tiene un yacimiento de tipo pórfido con mil 400 millones de toneladas de reserva de roca mineralizada, con una ley promedio de explotación de 0.78 por ciento.
Los estudios de factibilidad económica aseguran que Cerro Colorado podrá ser explotado por un periodo de 70 años ininterrumpidos.
DESCUBRIMIENTO
El descubrimiento del yacimiento de Cerro Colorado data de 1932, cuando el geólogo de la Sinclair Oil Company, Robert Terry, descubrió vetas mineralizadas de cobre.
Desde entonces varias transnacionales de Estados Unidos y Canadá han fracasado en sus intentos de explotar el importante yacimiento de cobre.
Sin embargo, el enfrentamiento de ideas surge al momento que el Gobierno anunció que planea implementar el Plan Maestro para el Desarrollo de la Industria Minera, que permitirá desarrollar exploraciones en todo el país.
De hecho, según se pudo conocer el Gobierno, estaría levantando los documentos necesarios para convocar a una licitación internacional para explotación de esta mina.
Esta situación ha generado que los residentes de las ocho comunidades que quedan vecinas al lugar de la mina se opongan al proyecto por los daños que van a sufrir a consecuencia de la explotación minera.
Para los indígenas de la comarca, este proyecto ocasionará que muchas familias tengan que abandonar la zona por las actividades mismas de la explotación.
Los estudiantes universitarios que proceden de la comarca Ngöbe Buglé han dejado claro su oposición a las intenciones gubernamentales.
MARCHA
Recientemente, los estudiantes de Biología de la Universidad Autónoma de Chiriquí salieron de forma pacífica en rechazo a la explotación de la mina de Cerro Colorado.
"No queremos minería en Panamá porque esta actividad es una de las más contaminantes, en todo el mundo se están observando los efectos de la minería y no queremos que esto ocurra en nuestro país", señala Yeni González, estudiante de la Escuela de Biología de la UNACHI.
El Gobierno está dispuesto a hacer cambio en las regulaciones del código minero para permitir la explotación de esta actividad, por lo que hemos salido a las calles para pedirles que no propicien el ambiente para esta actividad, enfatizó González.
Sentimos que se quiere vender la idea de que los ambientalistas se oponen a todos los proyectos y no es así lo que se busca es salvar las riquezas naturales que hay en Panamá.
Para Yaritza Espinoza, del grupo Ambientalista COLIBRÍ, el desarrollo de la minería en Cerro Colorado desataría una serie de impactos negativos al ambiente y sociales que afectarían directamente a más cientos de miles de habitantes de todo el país, en especial la comarca indígena del área, pues consideran que esta es una de las industrias más contaminantes del mundo.
"Para los grupos ecologistas es preocupante el impacto directo a los ecosistemas vulnerables desde Cerro Colorado pasando por todas la fuentes de agua como el Río San Félix hasta el Golfo de Chiriquí corredor marino, de igual manera hacia la provincia de Bocas del Toro donde peligran cuencas como las del río Cricamola", afirma Espinoza.
Asegura la dirigente ambientalista que la industria minera ha demostrado ser altamente contaminante, no sustentable para el ambiente y las comunidades afectadas, que son más pobres y las riquezas se acumulan en la cuentas de las poderosas transnacionales.
En 1999 la empresa canadiense Panacobre, inició las labores de exploración de Cerro Colorado, pese a la oposición que se generó para ese entonces.
Sin embargo, abandonó las labores porque el precio del cobre cayó a nivel mundial.
Se le otorgó a Panacobre un período de cinco años a espera de que mejorara el precio, pero hasta el momento no se ha dicho nada al respecto.
