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TEMAS DE ACTUALIDAD
Los retos del nuevo milenio Pobreza y seguridad alimentaria
Carlos Navarro B.
Colaborador
Lograr que las tres cuartas partes de la población mundial puedan tener a su disposición alimentos sanos y en todo momento es un problema más complicado de lo que parece. El tema es considerado con preocupación por instituciones financieras, organismo de Naciones Unidas, de Estados Americanos y por la Confederación Mundial del trabajo, toda vez que la población sigue aumentando, se reducen los espacios para la agricultura y se destruyen los bosques tropicales. Para la Federación de Mujeres de Quebec que marcharán en todo el mundo el 17 de octubre del 2000 para protestar contra la pobreza, una de las razones que fomentan el problema son las políticas económicas y por ello tratarán de exhortar a los gobiernos, a los políticos y a los miembros de la sociedad civil para que promuevan los cambios necesarios para mejorar la calidad y las condiciones de vida de los 4 mil millones de pobres en todo el planeta. De acuerdo al programa de las Naciones Unidas para el desarrollo y el comercio, la globalización y la apertura de los mercados, generalmente, enriquece a los ricos y empobrece a los pobres. Los mecanismos no fueron los que se esperó ya que los precios en los producdtos alimenticios por ejemplo, nunca disminuyeron. El conflicto de las economías, más que un enfrentamiento comercial está creando un modelo de civilización. Países que creen en el carácter particular y multifuncionalidad de la agricultura como Japón y la mayoría de los europeos buscan producir preservando la biodiversidad y el medio ambiente como evitar la inmigración del campesino a las grandes ciudades; una agricultura de subsistencia que garantice la seguridad por los alimentos. Otros, parte de la OMC, creen que los alimentos deben tratarse como cualquier otro producto comercial y la seguridad alimentaria la conciben como un gran supermercado en donde cada país venderá lo que mejor produce y más barato que el vecino, y comprará además, de acuerdo a su necesidad y a los precios; de esta forma, los pequeños agricultores y las granjas familiares no podrán competir ante los grandes productores con fuertes capitales que invierten en todo el mundo vendiendo por debajo de los costos de producción de los agricultores tercermundistas. Los gobiernos como la sociedad civil deben entonces promover una equitativa distribución de la tierra con una política agraria cónsona con la realidad de los pueblos, crear políticas financieras y leyes de incentivos que apoyen tanto a los industriales como a los agricultores, incrementar los conocimientos científicos y la tecnología a través de la extensión agrícola, abaratar los costes de los servicios públicos como electricidad y telefonía, crear las infraestructuras comunales, acueductos, mejoramiento del transporte público. Las políticas económicas deben estar orientadas hacia una concepción del desarrollo sostenible, los productores deben ser más eficientes en sus cultivos, reducir la roza y la quema, ejecutar proyectos innovadores como la agroecología, la silvopastocultura y agricultura de productos no tradicionales, eliminar el uso indiscriminado de plaguicidas y agroquímicos que contaminan los ríos y deterioran la calidad del suelo. El concepto y la voluntad para estos cambios deben estar claros, ya que aumentamos en población, cada día reducimos los espacios para producción y destruimos nuestros recursos naturales. Nuestro país no está ajeno a todo lo anterior y el camino a seguir para eliminar la pobreza y garantizar un plato de comida a cada panameño dos veces al día como mínimo, debe estar consensuado y avalado por el Gobierno Nacional, por los industriales, los comerciantes, los productores agropecuarios y la sociedad civil, de manera que salgamos adelante venciendo estos dos retos del milenio.
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