La casa de la familia Santos, en Paso Canoas Arriba, estaba llena. El profundo dolor por la muerte de Jarvis Santos era la causa de la reunión.
La mañana de ayer, miércoles, antes de ir al cementerio, todos lo observaban metido en la caja mortuoria mientras se preguntaban cómo pudo ocurrir la desgracia de que un policía-en su turno-le disparara.
El joven de 20 años salió huyendo del sitio nocturno donde estaba con algunos amigos, porque una ronda policial le pidió la cédula.
Minutos después murió con un proyectil que entró y salió de su cuerpo, mientras-según testigos-era golpeado por el uniformado que lo persiguió unos 150 metros hasta el estacionamiento de un almacén del área comercial de Paso Canoas.
Varias personas que trabajan y residen en esa área fronteriza con Costa Rica, aseguraron que han visto a muchos policías de frontera libando licor mientras trabajan.
Los familiares de Jarvis piden que se investigue al policía que le disparó.