CRITICA EN LINEA 

 

S E C C I O N E S

EPASA EN LINEA

PANAMA AMERICA

DIAaDIA EN LINEA

REVISTA SIETE!


primera plana

portada

al cierre

nacional

política

opinión

economía

el pueblo habla

comunidad

provincias

deportes

el mundo

viva

contacto

sociales

sucesos

 

CRITICA
 
TEMAS DE ACTUALIDAD
  OPINIÓN


Martirio

Alfonzo Zamora | Periodista

El paro del transporte colectivo del lunes motivó la protesta de los usuarios que se vieron imposibilitados de llegar a tiempo a cumplir con sus obligaciones laborales o personales.

Conscientes de la situación, decidimos ser solidarios y transportar a algunas personas en nuestro vehículo. Tres personas aceptaron nuestro apoyo y con ellas conversamos durante un rato sobre el tema.

Nos hablaron del martirio que representa tomar un autobús en los sectores populares y luego realizar el recorrido en medio de las groserías del busero y su secretario o "pavo", como si fueran animales.

Nos contaban que todo comienza a las cuatro de la mañana. Antes de salir de la casa debo dejar preparada la comida, dijo una doña, preparar a los niños para la escuela, el más grande queda encargado, afirma la señora que se lamenta haber olvidado decirle que dejó sobre la tablilla cincuenta centavos para comprar plátanos y preparar las tajadas.

Otro señor, trabajador de la construcción, me dice que en su barriada las filas son largas a las cuatro de la mañana y no tiene tiempo para desayunar, por lo que al llegar a su destino, compra dos panes de michita, dos quesos amarillos y una bebida para comérselos unos minutos antes de comenzar la labor.

La señora agrega que muchas veces ella ha sido empujada y pisoteada al subir al bus. Abundan los codazos, los manotazos, los empujones, los insultos, los gritos, las mentadas de madre. También nos comenta que ella ha visto a maleantes al acecho y a los piedreros dormidos en las paradas.

Cuando el bus inicia el recorrido, el pavo atosiga a quienes van de pie, les grita que se corran, que cooperen, que se toquen porque nada les va a pasar. Acosados y hostilizados son obligados a ir hacia atrás, a apiñarse, a convertirse en una masa apretujada y sudorosa.

Esta situación es aprovechada por los pervertidos que buscan roces indecorosos con las mujeres y hasta con los hombres. En ocasiones se han formado peleas dentro del bus por estos contactos, agregó el estudiante que se despabiló de repente cuando precisamente escuchó la bocina de un bus.

Pero lo peor llega si llueve. Las ventanas se cierran y el calor sofoca a todos, rostros sudorosos, olores ingratos, la angustia del encerramiento, el niño acalorado, el anciano sofocado, mientras el chofer y el pavo insultan a los demás conductores.

Todos coincidieron en que los buses son una trampa de muerte, oxidados, con los asientos rotos, las ventanas dañadas. "A mí se me rompió una camisa nueva y nadie me la pagó", dijo el estudiante muy molesto.

Cuando está a punto de bajarse, la señora recuerda las regatas, la velocidad, el miedo que siente de morir si se estrellan o si el chofer pierde el control. "Están como drogados esos tipos", afirmó el obrero, quien también llegó a su destino y me dio las gracias con un apretón de manos al bajar del carro. El estudiante ha visto a uno de sus compañeros y se baja sin decir gracias.



OTROS TITULARES

Visita papal

Sin embargo, ignoro las causas humanitarias

Ley de los bomberos: la gran farsa

Martirio

Por un mejor ambiente laboral

Viejo, solo y olvidado

Protestas estudiantiles

 


 

  




linea
linea gris
 

   copyright © 1995-2008, CRITICA EN LINEA
todos los derechos reservados