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Prosiguen las marchas en Francia.  |
Francia funciona a media máquina debido a la "movilización general" convocada por cinco centrales sindicales contra la reforma de las pensiones, ante la que el Gobierno se mantiene inflexible.
El frente de los transportes se presenta especialmente complicado: el 80 por ciento de los vuelos con salida o llegada a Francia han sido anulados, sólo circula uno de cada tres o cuatro trenes, el metro parisiense funciona a medio gas y los transportes públicos en más de 50 ciudades francesas están muy alterados.
El objetivo de los sindicatos CGT, FO, Unsa, G10-Solidaires y FSU es echar un pulso al Gobierno conservador para obligarle a reabrir la negociaciones sobre el proyecto de ley de reforma de las pensiones, que prevé ampliar las cotizaciones a 42 años en 2020.
Los sindicatos son conscientes de la importancia del desafío, pues el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, a quien el presidente francés, Jacques Chirac, ha exhortado desde Evian a que actúe con "diálogo y determinación", está decidió a que la reforma pase el trámite parlamentario antes de las vacaciones de verano.
Como el pasado 13 de mayo, los sindicatos intentan ganar para la causa a los trabajadores de las fábricas químicas y metalúrgicas, del transporte de mercancías, comerciantes e imprentas, entre otros.
Los periódicos de tirada nacional no han llegado a los quioscos, por lo que muchos de ellos han optado por facilitar el acceso gratuito a sus lectores en sus versiones de Internet.
Los trabajadores del sector audiovisual público también están llamados a la huelga, aunque se desconoce, por el momento, el seguimiento de la protesta.
Los primeros datos facilitados por el Gobierno en lo que respecta a la educación señalan un respaldo del 22 al 47 por ciento de huelguistas, frente al 70 por ciento que esperan los sindicatos. |