TEMAS DE ACTUALIDAD
La Constituyente
Licdo. Sidney Sittón Ureta
Panamá pasó
de un gobierno militar a una democracia participativa, sin embargo, se empeña,
por voluntad de una minoría, en mantener una Constitución
desfasada que fue concebida para sustentar gobiernos autocráticos.
Cometen un yerro, que raya en la ignorancia supina, quienes afirman que
una Asamblea Constituyente vulnera la Constitución actual. La Constituyente
es un instituto autónomo que al ser elegido por el pueblo debe adoptar
el nuevo marco jurídico Constitucional. En consecuencia, si el pueblo
es el soberano el poder público sólo emana del mismo. Es por
ello, que los actos de convocatoria a una Asamblea Constituyente no pueden
ser susceptibles de calificación constitucional. En pocas palabras,
no tiene asidero jurídico ni conceptual el demandar de inconstitucional,
ante la Corte Suprema de Justicia, la convocatoria a una Asamblea Constituyente
o un plebiscito para consultarle tal fin, pues todos los poderes nacen del
pueblo y nadie, incluyendo la Constitución, puede estar por encima
de esa voluntad soberana.
Históricamente, nuestro país ha tenido dos Asambleas Constituyentes,
la de 1904 y la de 1946. En el hemisferio abundan los ejemplos de Constituyentes
que dieron paso a gobiernos democráticos, siendo significativos los
esfuerzos de Colombia (1991), Honduras (1981), Guatemala (1985), Perú
(1979) y El Salvador (1983). Recientemente, Venezuela se dirige hacia la
Constituyente como vía de actualizar sus instituciones democráticas.
En fin, las Asambleas Constituyentes, como genuina representación
popular, logra cristalizar la unificación de las voluntades políticas
para llegar a ese gran entendimiento nacional que todos queremos.
En las elecciones generales recién pasadas, todos los candidatos
presidenciales expresaron su compromiso de producir una nueva Constitución,
de allí que no son valederos los argumentos estériles para
sustentar ahora lo contrario.
Desde 1990 venimos clamando junto a insignes panameños como Italo
Antinori Bolaños, Víctor Méndez Fábrega, Manuel
García Almengor, Diógenes Arosemena, Rafael Rodríguez,
Alberto Quiroz Guardia, Rubén Darío Carles, Jorge Gamboa,
Miguel Antonio Bernal y otros, por una Asamblea Constituyente que promueva
cambios en los tres órganos de poder como lo son Ejecutivo, Judicial
y Legislativo. El Legislativo es incapaz de autoreformarse, por ello es
imposible y romántico pensar en los mecanismos actuales de reforma
previstos en la Constitución vigente. El Judicial por su lado, es
objeto de injerencias aviesas del Ejecutivo, denunciadas por sus integrantes.
En 1992 el gobierno de Guillermo Endara y más reciente en 1998
el de Ernesto Pérez Balladares intentaron, infructuosamente, en añadir
parches constitucionales que el pueblo rechazó. En 1992, siendo el
P.R.D. de oposición, se opuso a reformas parciales a la Constitución,
sosteniendo públicamente su secretario general, Ernesto Pérez
Balladares, que había que producir una Asamblea Constituyente que
reformara integralmente la carta fundamental. Desgraciadamente, en el trópico
los políticos no son consecuentes con sus discursos o mensajes políticos.
Vale la pena recordar que en 1983 la Guardia Nacional junto con el P.R.D.
y los grupos de oposición, salvo dos excepciones, reformó
parcialmente la Constitución sin respetar la cláusula de reforma
que exigía que fuera, únicamente, la Asamblea Nacional de
Representantes de Corregimientos quienes podían hacerlo. Fueron,
entre otros, miembros de esa Comisión Jorge Fábrega (presidente),
Campo Elías Muñoz, Oydén Ortega, Hirisnel Sucre, Emeterio
Miller, Fernando Manfredo, Carlos Enrique Landau, José A. Sossa,
etc.
Posteriormente, se convocó a referéndum para su aprobación,
señalando la Corte Suprema de la época que el Consejo de Gabinete
se apoyó en el principio constitucional de que el poder sólo
emana del pueblo, al contestar acción de inconstitucionalidad promovida
por tres abogados.
La presidenta electa de Panamá, Mireya Moscoso, tiene un mandato
abrumador del pueblo y debe impulsar la Asamblea Constituyente. Para ello,
no necesita utilizar los actuales mecanismos de reforma. Basta un plebiscito
para consultarle al pueblo si quiere la Constituyente. Sabemos, que por
absoluta mayoría la consulta será un éxito, dejando
así las puertas abiertas para sentar las bases de lo que será
un Estado moderno que supo, al inicio del nuevo siglo, asumir la responsabilidad
de renovar sus viejas y obsoletas instituciones políticas de gobierno.
Ojalá, la presidenta electa insista en cumplir su promesa de la
Asamblea Constituyente, siendo respaldada por el Colegio Nacional de Abogados,
los sectores empresariales, grupos universitarios, obreros, sindicatos,
etc. Desaprovechar la oportunidad equivale a permitir que, irresponsablemente,
el P.R.D. continúe sembrando un gobierno dentro del gobierno electo
y permitirle, de paso, que haga ingobernable su período presidencial
haciéndolo ver como un gobierno incapaz de manejar la Nación.

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AYER GRAFICO |
Dos líderes naturales: el Dr. Arnulfo Arias y el coronel Raúl
Arango se saludan |


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