EDITORIAL
La controversia guerrillera
Colombia soporta cincuenta
años de luchas guerrilleras que desde finales de 1948 recorren sus
parajes sembrando luto, dolor y muerte, en el camino de alcanzar el poder
público en esa república, y protagonizan acontecimientos sangrientos,
que relata la periodista Olga Behar, en su conocido libro "Las Guerras
de la Paz", y novelan con rigor escritores lúcidos como Gabriel
García Márquez.
Panamá, por su condición de país frontera resiente
las acometidas guerrilleras colombianas cuando miríadas de labriegos,
arrancados de sus tierras por la violencia insensata, buscan asentarse en
tierras nuestras, trayendo a cuestas sus tragedias, desesperanzas y temores.
De igual manera, al amparo de la flora desorbitada del bosque húmedo
tropical, los insurgentes reposan sus faenas de muerte y sangre, se proveen
de vituallas y otros servicios, asistidos por personeros darienitas que
en ello devengan beneficios y favores.
Esas fuerzas insurgentes guerrilleras tienen a Panamá como santuario,
y en concordancia con tal derrotero hasta no han promovido acciones violentistas
contra los nacionales y las autoridades; de idéntica manera es conocido
el hecho de existir depósitos de dineros guerrilleros en cuentas
bancarias locales, con los que materializan arreglos comerciales.
Décadas de tratos y entendimientos entre pobladores fronterizos
y guerrilleros rubrican la vida darienita; y en celebraciones patronales
y jolgorios populares locales es factible recibir las visitas de los irregulares
que en ocasiones establecen relaciones maritales y amicales en el lugar.
Ahora, el país panameño se encuentra enardecido con versiones
que pintan la frontera en arma, con peligros crecientes, sometida al miedo
y el terror, lo cual permite que se eleven voces pidiendo rehacer el ejército,
o se conceda autorización a los norteamericanos para realizar su
patrullaje, y se reclaman asistencias internacionales para amparar personalísimos
proyectos, donde más de mil unidades de policía, dotados de
pertrechos y armamentos custodian poblaciones.
Estimamos que la controversia en torno a la presencia de elementos armados
en Darién o Kuna Yala, debe ser aclarada adecuadamente por las autoridades.
También esperamos que las versiones alarmistas no sean una mecánica
forjada que intenta desviar los reclamos y las preocupaciones cotidianas
del país con la peor distribución del ingreso, cuyo desempleo
y subempleo superan el 20% de la población activa, mientras la canasta
básica permanece inalcanzable para el 37.5% de sus sufridos habitantes.
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