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EDITORIAL
Ataque al Santo Tómás
Hasta dónde ha llegado la falta de conciencia en la humanidad y hacia dónde llevan los caminos de venganza, rencores y salvajismo? Definitivamente que la sociedad panameña está en crisis. La arremetida de delincuentes armados en días recientes al cuarto de urgencias del Hospital Santo Tomás, no sólo causa estupor, sino tremenda preocupación. Las pandillas han traspasado los límites del código del respeto y han llevado sus asuntos de ajustes de cuentas a terrenos casi sagrados.
Casi es normal ver cómo en Panamá muere un inocente a causa del ataque frío de un grupo de delincuentes que busca a un individuo para matarlo. Sin importar hora, lugar, ni si hay niños, mujeres embarazadas o ancianos, empiezan a soltar balas como lo haría cualquier pistolero en el viejo oeste.
La tapa del coco como diría la abuela, la puso la entrada de estos matones a una sala de hospital donde habían pacientes buscando remedios para sus malestares de salud. Los enfermos nunca pensaron que al llegar a buscar la medicina, casi le cuesta vida.
Como van las cosas, pronto no habrá habitantes en Panamá ya que cada cual tomará la venganza acabando con la vida de su oponente, pero no sin antes llevarse por delante a otros que estaban a su alrededor y que "no tienen vela en ese entierro".
A ese paso, poco será lo que diferencie a Panamá de Colombia donde las guerrillas y los paramilitares arremeten contra inocentes campesinos. Les vieron la cara y no les agradó, por ello los matan.
Solo que acá, en lugar de guerrillas propiamente organizadas, son unos delincuentes que juegan a ser poderosos atacando a los débiles. Esas acciones brutales casi primitivas, siembran la inseguridad en un pueblo que siempre se ha jactado de ser pacífico.
Pero lo más preocupante es la falta de acción de la Policía Nacional. ¿Cómo es posible que se mantenga tan poca seguridad en cualquier lugar? Dos o tres policías no hacen fuerza. ¿O es que hay escasez de unidades en el cuerpo? Por otro lado, ¿cuándo será que se tomarán acciones de programas dirigidos a contrarrestar de verdad la delincuencia en Panamá? ¿Cuántos más deberán morir para que se abran los ojos y se note que los desalmados se quieren tomar la nación a punta de bala? ¿Dónde estará seguro el panameño? Es que ni en su propia casa. Son tantas las interrogantes, y tan pocas las acciones.
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PUNTO CRITICO |
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