o más fácil ante un error que se comete es culpar a otro. Muy pocas personas tienen la entereza de afrontar sus propias metidas de mata y dar la cara ante los demás.
Con el permiso de la comunidad ponemos como ejemplo lo que se está argumentando contra los diarios que tienen como materia prima los hechos de sangre. Se les acusa de estar "sembrando" la violencia. No se dice que la están proyectando o reflejando, se dice que la están provocando.
Eso es no aceptar que como sociedad estamos fracasando. Es no aceptar que hay problemas de valores, de corrupción, de violencia, de falta de educación y de amor. Culpar a los medios, e intentar que dejen de sacar las imágenes de la cruda verdad que está en las calles, es cerrar los ojos y achacarles la responsabilidad de todo lo que ocurre, sin aceptar que somos cada uno de nosotros los culpables.
Cada familia es responsable de sus hijos, de su formación, de sus valores, de su futuro. Tenemos que aceptar que hay gente matándose, que el adulterio es pan nuestro de cada día, que el político toma lo que no es suyo cada vez que puede; que los empresarios el roban al fisco y abusan de sus empleados; que los obreros quieren trabajar menos y ganar más; que hay curas homosexuales; que hay policías corruptos; que el negocio de la droga está quemándole la mano a los funcionarios.
Tenemos que aceptar la verdad. Pretender negarla, censurando algunas fotografías, es absurdo. Hay que legislar y actuar para detener la ola de antivalores en la calle, en las casas de los asesinos y ladrones y políticos corruptos.
No en los medios: ellos sólo son la fiebre en una sociedad que está muriendo de una malaria moral.
