Para José Martínez, las pérdidas son muy altas considerando el esfuerzo, sacrificio y los trabajos que ellos realizan para obtener siembras con el fin de vender, lo que lamentablemente no logran porque en invierno el mal estado de las carreteras no se lo permite y en verano los vehículos que trasladan pasajeros aumentan el pasaje.
Según José, ellos pueden producir unas de cinco mil naranjas en sus fincas, pero muchas veces no logran sacar ni la mitad a vender y solo les queda la esperanza de que el intermediario viaje a la finca a comprarles, aunque tampoco es rentable. También los afecta grandemente porque les compran a muy bajos precios, pero es mejor a que se pierda el producto.
De igual forma, los productores de yuca indican que por un saco de yuca ya el transportista te cobra otro pasaje, más el impuesto que paga en el mercado por vender y otros gastos. El negocio realmente no es rentable porque a duras penas les alcanza para comprar la cena diariamente, y no tienen oportunidad de salir adelante.
UNA AYUDA
Los campesinos sienten un alivio cuando las instituciones y grupos organizados realizan las denominadas ferias libres o ferias de cada región. Allí se les apoya, venden sus productos y logran llevar algo más de dinero a sus casas.
En la Feria de la Naranja, que se realiza todos los años en Penonomé, el MIDA y otras entidades tratan de ayudar al productor para que éste logre vender sus productos, precisamente trasladándoles los productos a la feria.
Según los campesinos, con la llegada de estas ferias se alivia, aunque sea por unos días, la carga económica.