Plan de paz Pastrana se halla entre la
espada y la pared
El presidente Pastrana se encuentra en un momento difícil
en su intento de pacificar el país. Foto AP
Bogotá
AFP
Colocado entre la "espada"
de la guerrilla y la "pared" de los paramilitares, el presidente
colombiano Andrés Pastrana terminará conversando con éstos,
a pesar de que los rebeldes han condicionado el diálogo de paz a
que el Estado los combata a "fondo" y no les reconozca el estatuto
político, opinaron el domingo líderes de diversos sectores.
Esos dirigentes también denunciaron la "cultura del chantaje"
a la que, según dijeron, han acudido en los últimos años
los diversos grupos armados de Colombia, incluidos los narcotraficantes,
para presionar al Estado y obtener beneficios políticos y legales,
mientras la sociedad civil se halla entre el fuego cruzado.
"La situación que se le presenta a Pastrana, con la exigencia
de los paramilitares de ser reconocidos como un actor político del
conflicto y de excluir el combate contra ellos de la agenda que se dispone
a negociar con la guerrilla (marxista de las FARC) es realmente compleja",
dijo a la AFP el líder sindical y miembro del Consejo de Paz, Luis
Garzón.
Se refería a una declaración hecha desde la clandestinidad
por el máximo jefe paramilitar de Colombia, Carlos Castaño,
quien al reinvindicar el secuestro, el viernes, de la congresista liberal
(oposición) Piedad Córdoba reclamó a Pastrana darle
"tratamiento político" a su grupo y negociar la paz también
con ellos.
Castaño acusó a Córdoba y a los otros dirigentes
del opositor Partido Liberal de "estar al servicio de la diplomacia
guerrillera y suscribir acuerdos con un actor del conflicto al margen de
la ley para perseguir a otro actor".
Líderes de diversos partidos firmaron el 28 de abril último
con los dirigentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)
un acuerdo de respaldo a la salida negociada para el conflicto guerrillero
y a la lucha del Estado contra el paramilitarismo.
El jefe de los escuadrones derechistas también exigió en
su comunicado del sábado, leído por él mismo a través
de una radioemisora, que se excluya de la agenda acordada el 6 de mayo entre
el gobierno y las FARC el tema del "combate a los grupos de autodefensa"
(paramilitares).
Castaño no indicó bajo qué condiciones liberaría
a Córdoba, integrante del comité de paz del Senado, crítica
acérrima de los paramilitares y promotora de una campaña legislativa
en favor de los derechos humanos. Algunos comentaristas dijeron a la prensa
que la aseveración del jefe paramilitar también supone una
"amenaza implícita" contra otros líderes políticos,
como la independiente Noemí Sanín, el liberal Horacio Serpa,
el conservador (oficialismo) OYepes y el comunista Jaime Caicedo, que firmaron
el acuerdo del 28 de abril.
Los paramilitares "no sólo secuestraron a Córdoba,
sino que fueron mucho más allá: pusieron en jaque el proceso
de paz", dijeron los comentaristas al diario bogotano El Espectador,
al referirse a la "encrucijada" en que, según estimaron,
se halla Pastrana.
El mandatario ha indicado en varias ocasiones que no reconocerá
el estatuto político a los paramilitares, tal como lo hizo con los
rebeldes, pero no ha descartado dialogar por la paz con aquéllos,
aunque en "mesas separadas". Los obispos católicos, el
magistrado de la Corte Constitucional Alejandro Martínez, el Defensor
del Pueblo Fernando Castro y el ex canciller y miembro de un comité
privado que impulsa la salida negociada, Augusto Ramírez, coincidieron
el domingo en que efectivamente el gobierno de Pastrana terminará
dialogando con los hombres de Castaño.
Pero las FARC, el más antiguo y numeroso de los grupos rebeldes
del país, han insistido en que romperán el diálogo
y radicalizarán la guerra, si el gobierno se sienta a la mesa con
los paramilitares.
|