Por cinco horas fue indagada ayer la separada procuradora de la Nación, Ana Matilde Gómez. Al cumplir la diligencia, con una voz quebrada, exclamó: "Si me van a condenar, háganlo ya y no den tantas vueltas, porque yo necesito trabajar.
La funcionaria separada por ordenar pinchazos telefónicos al ex fiscal Arquímedes Sáez, mostró su inconformidad con la indagatoria a la que fue sometida por el procurador de la Administración, suplente, Nelson Rojas. Las preguntas del interrogatorio fueron subjetivas y sugerentes, alegó.
A juicio de Gómez, en su caso se han roto paradigmas en el Derecho. "Lo único que quieren es que yo esté fuera del cargo", añadió.
La separada procuradora rindió declaración indagatoria por la comisión del delito de abuso de autoridad, en la que fue asistida por la abogada Grisel Mojica.
Gómez defendió la decisión de haber interceptado la llamada, al considerar que no actuó arbitrariamente, sino que se investigaba un delito grave como el cobro de coimas.
Durante la indagatoria, Gómez solicitó al procurador Rojas que reconsidere la medida cautelar de impedimento de salida del país, ya que no se justifica.
En su indagatoria, la Procuradora separada alegó que las interceptaciones de llamadas eran usuales en procesos de investigación por delitos graves realizados por la Fiscalía Auxiliar y por las fiscalías de Droga, porque se asumía que el Ministerio Público es una autoridad judicial.
El abogado querellante Ángel Álvarez informó que han solicitado las pruebas testimoniales del ex procurador de la Nación, José Antonio Sosa y del ex Secretario General de la entidad, José María Castillo.