El ingreso de Panamá a la llamada "Iniciativa Mérida" para combatir el crimen organizado, el narcotráfico y el terrorismo, se da en momentos en que nuestro país está más infiltrado que nunca por las actividades relacionadas al trasiego de drogas ilegales, con su consecuente seguidilla de homicidios y ejecuciones, infiltración en nuestro sistema financiero y sobornos a funcionarios públicos.
Se calcula que un 80% de la cocaína que sale de Colombia hacia Estados Unidos y Europa pasa por Panamá. Quinientas toneladas de drogas que cruzar por nuestro territorio, nuestras aguas territoriales y espacio aéreo.
Desde ya el Ministro de Gobierno y Justicia, Daniel Delgado Diamante, está cabildeando por que a Panamá le toque la mayor tajada en el paquete de ayuda de 50 millones de dólares que este año EEUU repartirá en Centroamérica como parte de la Iniciativa Mérida; y que en el 2009, serán 100 millones.
El principal fallo de Panamá en cuanto al combate al narcotráfico, al igual que en México -el país mesoamericano más golpeado por el narcotráfico en esta década, con 6 mil homicidios desde 2006, entre ellos 6 jefes de policías en las últimas semanas- está en que la lucha se ha concentrado en incautar envíos de droga, y peseguir a los cabecillas e intermediarios, dejando de lado de lado dos aspectos fundamentales: descubrir y desarmar las empresas ilícitas y lícitas que lavan dinero del narcotráfico, y separar a los funcionarios corruptos de todos los niveles.
Si la lucha contra el narcotráfico se centra en incautaciones y búsqueda de narcos, estos siempre contraatacan a través del soborno y extorsión de altos funcionarios. Una cosa debe ir de la mano con la otra. De lo contrario, en dos años estaremos hablando de 150 millones de dólares tirados al inodoro.