A veces me pregunto porqué la gente cambia de la noche a la mañana. Soy de la creencia que hay que ser firmes en las convicciones, pero hay personas débiles de mente o escasos de inteligencia que varían de posiciones tal como si se quitaran un vestido.
Este tipo de elementos usted lo encuentra en la fauna política, en el campo profesional y hasta en lo sentimental.
Hay ejemplos por montones de gente que se cambia de un colectivo político a otro, con el simple hecho de sacar provecho inmediato sin ver hacia el futuro. Ejemplos típicos se observaron en el reciente torneo electoral. Gente que brincaba de un partido a otro; traiciones a sus ideales para sacar provecho personal.
Lo cierto es que la gente que no es firme en sus convicciones políticas, no son para nada ni para nadie confiable. Así como traiciona hoy a su filiación política, mañana hará lo mismo con la persona que apoya en los actuales momentos.
Esta especie de personas son como el camaleón: hacen gala del mimetismo para colarse en las filas del partido ganador, incluso escalando mejores posiciones que los que estuvieron acompañando a los candidatos triunfadores. El mantener una posición o lograr promociones debe ser en base al talento y no por andar de baila y la vara.
En el campo profesional, también usted observa personas que brincan para un lado u otro, sin mantener ningún tipo de estabilidad laboral. Claro está que hay ocasiones donde hay que emigrar por motivos de superación, pero no se puede estar como el sapo; brinca pa' aquí y brinca pa' allá".
En lo sentimental quizás el asunto es más vergonzoso. Hay hombres y mujeres que cambian de pareja conforme tengan el humor.
Un día le dicen a su pareja: te amo, te adoro y te compro un loro", pero a las pocas horas le expresan esas mismas frases a otras personas.
Claro que en la vida hay que imponerse retos y metas para avanzar, pero no se puede andar a lo loco, sin meditar los efectos que pueda generar esa saltadera.
