EDITORIAL
El Papa en Madrid
Quienes pensaban que Juan Pablo II estaba acabado y no podía siquiera realizar un viaje fuera de Roma, se equivocaron. Rejuvenecido por la fe y el llamado de Dios para enviar su mensaje a todos los pueblos, el Santo Padre apareció ayer en un multitudinario encuentro en Madrid, España, con nuevas fuerzas y denunciando las causas negativas que promueven el caos en nuestro mundo, a saber la violencia y el odio. El Papa fue vitoreado ayer por cientos de miles de jóvenes españoles, a quienes pidió que dejen a un lado los "nacionalismos exasperados".
"Manténganse lejos de toda forma de nacionalismo exasperado, de racismo y de intolerancia (...) las ideas se proponen no se imponen", dijo el Pontífice en la base militar Cuatro Vientos, cercana a Madrid. También expresó su preocupación por la espiral de guerra y terrorismo en la que está sumida el mundo y pidió que se responda a ella con el poder "fascinante" del amor.
Desde que Karol Wojtyla se convirtió en el Papa Juan Pablo II en 1978, un nuevo estilo llegó a El Vaticano. Mientras que sus predecesores solían quedarse confinados en Roma, el actual pontífice ha viajado a más de 120 países durante 23 años. Wojtyla, con sus 83 años, nos demuestra que el deseo de llevar la paz al resto de la humanidad fragmentada no tiene barreras. Por ello, ya hay algunos que consideran designar al actuar Papa como Juan Pablo II "El Grande".
Su deseo de mantenerse cerca de la gente lo puso muy cerca de la muerte. En 1981 recibió una herida de bala en un atentado en la plaza de San Pedro. Empero, de allí nace una interrogante: ¿Quién lo sucederá cuando deje de existir?
Analistas internacionales consideran que el cargo de pontífice no lo puede ocupar cualquier cardenal. Incluso, se cree que será difícil elegir al nuevo Papa, pues quedaría entre dos fuerzas influyentes en la grey católica: por un lado, los cardenales italianos quieren mantener su control sobre la Iglesia, mientras que los prelados latinoamericanos tienen una creciente decisión dentro de los muros de la Ciudad Santa de El Vaticano.
PUNTO CRITICO |
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