Deja que tu padre te de un beso

Hermano Pablo
Colaborador
La balsa de goma corrió desbocada sobre los furiosos rápidos del río Colorado, en el Gran Cañón. Navegaban en la balsa tres hombres impetuosos. De repente la balsa dio contra una afilada punta de una roca, y estalló como un globo. Los tres hombres cayeron a las turbulentas aguas. Harris Frank, de sesenta y cinco años de edad, hombre recio y duro, luchó por su vida. Tenía una clavícula fracturada y la mano izquierda casi seccionada. De los otros hombres, su hijo John de cuarenta años, y su nieto Tyler de dieciocho, no supo nada. En su agonía clamó a Dios diciendo: "Señor de los cielos, sálvame a mí y sálvalos a ellos." Después de dos horas fue rescatado. Cuando su hijo y su nieto fueron a verlo al hospital, Harris Frank, con lágrimas en los ojos, dijo: "Deja que tu padre te dé un beso." Este era el primer beso que aquel padre le daba al hijo en cuarenta años de vida. Harris Frank no es un mal hombre. Es un hombre duro, sí. Es de aquellos que piensan que besar a un hijo es debilidad, cosa de mujeres. Pero él no es malo. Sin embargo, esos momentos de peligro, cuando parece que se ha llegado al final de la existencia y se abre por delante el abismo negro de la muerte, sirven para ablandar la mente y el corazón. El hombre más duro se enternece, y los ojos sin lágrimas se humedecen. Muchos padres piensan que para hacer que sus hijos sean hombres tienen que tratarlos con dureza y callosidad. No deben nunca mostrarles cariño ni darles un abrazo. Pero cuando el peligro de la muerte acecha, o la desgracia golpea, se dan cuenta de que la vida verdadera no es así. Ellos, también, por duros que sean, sienten emociones y tienen que llorar, tienen que asustarse y tienen que clamar a Dios. Cuenta Harris Frank en su relato, que vio una especie de catedral blanca en los cielos, y eso lo hizo clamar a Dios. Permítame, padre, dirigirme a usted en este día. ¿Está su hijo en la cunita y viste todavía pañales? Vaya y déle un beso. ¿Tiene dieciocho años y sufre sus primeros problemas emocionales? Déle un abrazo y un beso, y confórtelo. ¿Tiene su hijo cuarenta años de edad? ¿Está él pasando por alguna crisis en su vida? Déle un abrazo y un beso. Usted es su padre y él es su hijo. Los hijos, especialmente los hijos varones, necesitan de su padre esta transparencia emocional que los hace saber que son amados de quien más necesitan amor. Ámelos con el amor con que Dios ama a su Hijo Jesucristo, y llore con ellos.
|
|
|