|
A ORILLAS DEL RIO
LA VILLA
Salario mínimo: pasaporte a la miseria
Santos Herrera
Los trabajadores son la primordial fuerza productiva de toda la humanidad. En nuestro sistema, para poder existir, para no morirse de hambre, los obreros tienen que vender su fuerza de trabajo al propietario de los medios de producción, razón por la cual están sometidos a los patrones. La clase trabajadora panameña, mal pagada y explotada, sacrifica todas sus energías en provecho de una minoría, que al final de cuentas, es la beneficiada del trabajo desarrollado por la masa obrera. Hace muchos años, el Organo Ejecutivo, por conducto del Ministerio de Trabajo decretó que el salario mínimo debe pagarse en el distrito de Chitré, en las actividades económicas del "comercio al por menor" y otras empresas que funcionan dentro del área. En ligero examen -al mencionado decreto-ley- toda persona honrada tiene que llegar a la forzada conclusión de que éste, desde el principio hasta el final, no satisface las reales necesidades del trabajador. Pues en estos tiempos de inflación y recesión, los ingresos que recibe no cubren las más vitales exigencias propias en un hogar decente. Somos de la opinión que estipular en la mayoría de las actividades económicas un salario mínimo de 84 centésimos la hora, es un acto despiadado y absurdo que debe recibir un enérgico repudio de los chitreanos conscientes. El permanente aumento de los artículos de primera necesidad y de los servicios públicos, hace que el costo de la vida ascienda de manera apresurada, resultando más que imposible que la familia del trabajador goce por lo menor de una existencia modesta, cuando sólo devenga un poco más de cinco balboas diarios. Esta exigua paga se refleja y se manifiesta negativamente en la estabilidad familiar, provocando más tarde consecuencias nefastas en el seno de la sociedad. De conformidad a lo estipulado en el decreto vigente, una empleada de cualquier almacén de los tantos que funcionan en Chitré, devenga un sueldo de B/.5.12 diarios, que en una semana equivale a B/.28.80 y en la quincena a la suma de B/.57.60. A este irrisorio salario, hay que descontarle la cuota del Seguro Social, el impuesto sobre la renta y otros gravámenes que la ley autoriza descontar al escuálido sueldo. ¿Cómo hace esta trabajadora o trabajador para cumplir con los compromisos básicos, propios en todo hogar? ¿Cuánto tiene que pagar mensualmente por el arriendo del cuarto? ¿Por cuánto le viene el recibo del servicio de energía eléctrica y del agua? ¿Podrá comprar algún día a la semana, aunque sea una libra de carne, cuyo valor sobrepasa el B/.1.50, para alimentar a sus hijos? ¿Cuántos vasos de leche puede brindarles a sus niños? ¿Acaso puede comprarles con un salario tan miserable, el par de zapatos negros para ir a la escuela y las zapatillas para educación física? ¿Qué sucede cuando el profesor exige para ese otro día un determinado libro o texto? Y cuando el hijo se enferme, ¿cómo hace para obtener las medicinas?. En este primero de mayo hay que recordar que la clase trabajadora es fuerza motriz que impulsa la historia de los pueblos.
|
 |
|
|
|
