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FAMILIA
Tamales calientitos en protesta de institutores
Redacción
Crítica en Línea
La protesta de ayer en la Avenida de Los Mártires, que fue bloqueada durante más de cinco horas por los institutores, fue efectiva, ruidosa, asfixiante para los terceros que se aguantaron un tranque mayúsculo; y, sobre todo, fue un ordinario experimento para demostrar que el panameño todo lo convierte en parranda. Cuando el sol apretó, a eso de las 9:30 a.m., aparecieron los chicheros, vendedores de raspa'o y un carro de "hot dogs". Era gracioso ver a los estudiantes con celular y cantimploras, mientras gritaban "¡No a la represión!". La chiquillera reía y hasta intentaba algunos pasos de baile; los novios se abrazaban encantados sentados en la acera, cuando no en el medio de la avenida; y una que otra vez algún estudiante palurdo lanzaba una botella de vidrio desde lo alto del edificio. Carro que pretendía pasar era detenido por una turba de blanco y azul. Después que lo convencían de que el camino correcto era en sentido contrario, volvían a lo suyo: la juerga. Como un paréntesis, ocasionalmente los muchachos que dirigían la protesta se reunían al margen de la calle con estudiantes universitarios del FER-29, quienes le decían qué hacer para evitar que la manifestación se les fuera al piso. Los adultos fueron quienes verdaderamente orientaron la protesta: los institutores sólo seguían los consejos, y muy bien. El periodista creyó que eso sería todo, pero no. Cuando la arenga se calentó, y los muchachos inflaron sus cuellos con aquella consigna de "un pueblo unido jamás será vencido" y "todo por la gloria institutora", otra voz -más fuerte y poderosa moldeada por la costumbre del oficio- ahogó los cantos de guerra con un anuncio exquisito que decía: "Bien sabrosos los tamales de gallina... ¡calientitos!" Todo el revolcón de ayer fue provocado por dos niñitas que no llegan a los 18 años: Dadivian y Susana Gómez. Son hermanas. La mayor debería graduarse este año y es Secretaria General de la explosiva Asociación Federada del Instituto Nacional (AFIN); y la otra -quien apenas estudia en el tercer año del Primer Ciclo- es su otro yo. Cuando una se ausenta, la otra asume el mando, y hasta da órdenes que contradicen las de su hermana. La Subcomisionada Nacional de la Policía de Menores, mayor Linda de Garrido, asegura que las chiquillas "son unas intransigentes" y están siendo manipuladas por los universitarios. La mayor asegura que estas niñas son hijas de un dirigente de SUNTRACS, lo cual negó airada la joven Susana. La vicerrectora del Instituto Nacional, Noris de Porras, no dijo nada a la prensa sobre estas muchachas, pero se nota que no son santos de su devoción. Un personaje inesperado en la protesta fue el exprocurador y reputado penalista Rafael Rodríguez. "Soy representante legal de los estudiantes, y voy a evitar injusticias en los procesos disciplinarios que les han iniciado", dijo. Rodríguez señaló que los estudiantes tienen derecho a un abogado aunque su juez sea el Rector de la escuela, porque así lo dispone la Constitución. "No iba a cobrarles nada, pero cualquier abogado podría hacer negocios así", agregó. Tanto el corregidor de Santa Ana, Herman Weeks -quien ya estaba preparado para lanzarle la Policía a los muchachos y abrir la calle-, y el director nacional de asuntos estudiantiles, Rigoberto López, censuraron la presencia de Rafael Rodríguez en la escena. "Qué vergüenza (...) un exprocurador no se debe prestar para ésto", dijo López, quien al final seguía enojado por la presencia del FER universitario en la reunión donde se dieron los acuerdos.
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