EDITORIAL
Tribunal Electoral titular de la Fuerza
Pública
En cumplimiento de las normas
sustantivas que regulan los procesos electorales panameños, los mandos
de la Fuerza Pública resignaron sus poderes y responsabilidades mandatorios
en los Magistrados del Tribunal Electoral, quienes a partir de la ceremonia
acontecida hoy, deben dictar las órdenes y asignar los quehaceres
al cuerpo organizado que administra la fuerza legítima del Estado.
El evento es significativo y repite similar acontecimiento de 1994, con
lo cual se afirma con fortaleza y agarre el camino democratizador panameño
donde el pasado de arbitrariedad, de imposición y dirimencia de los
entorchados queda en el olvido.
Panamá ratifica su vocación civilista, patriótica
y democrática al celebrar comicios de renovación de autoridades
presidenciales, legislativas, alcaldicias y municipales, en torneo de elevado
acento, de respetuoso acontecer donde las fricciones, los contrapelos partidarios
y las disidencias ideológicas no alcanzan estadios de violentismo
y agresión.
Por ello, el cumplimiento de sanitario acontecer en la vida política
institucional de resignar en las máximas autoridades electorales
tales responsabilidades durante la última semana anterior a la votación,
significa un paso de Gulliver en la vida cívica nacional y sirve
de derrotero al desarrollo de la contienda que definirán los votos
mayoritarios.
En países hermanos la democracia ha sido agredida; sus mandatarios
han adoptado y asumido papeles que atentan con el libre juego de las ideas,
y la violencia material cancela la vida de adversarios y protestatarios,
dejando senderos de sangre derramada bajo injusticia y prepotencia.
La democracia es el sistema perfectible que con mejor logro ha construido
el humano, y su camino a mejorar es el designio que impulsa a los activistas,
partidarios y políticos, así como las fuerzas de la sociedad
civil que con justicia reclaman participación y vigencia en la construcción
social.
Los panameños confiamos en el sereno desenvolvimiento de los comicios
de mayo próximo; y, asimismo, que la imposición ilegítima,
arbitraria y fraudulenta que caracterizó el pasado reciente del período
entorchado, permanezca en olvido, sin sorpresas resucitadas, ni acciones
impopulares que niegan la voluntad de los electores.
La Fuerza Pública, y sus mandos civiles, deben hacer honor a su
divisa y con honor, lealtad y sacrificio, hacer del entorno comicial una
fiesta popular, de civismo y hermandad patriótica: Panamá
lo requiere; la Patria lo necesita.


|