Iglesia Católica rechaza ola de violencia

Bogotá
AFP
Los obispos católicos colombianos señalaron ayer que su país "está enfermo" debido a la injusticia y la violencia y llamaron a respetar la vida y a revertir "esta realidad de lobos que se despedazan entre sí". "Es un país enfermo, pero aún así no podemos perder la esperanza y la confianza, tenemos que seguir adelante porque el futuro está en nuestras manos", dijo a los periodistas, el presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana y arzobispo de Medellín, monseñor Alberto Giraldo. Monseñor Giraldo rechazó la ola de violencia que afecta a Colombia, la cual cobró la vida del sacerdote y discípulo suyo Luis Enrique Morales (34 años), quien fue atacado el miércoles por pistoleros desconocidos en el norte del país. En otras ocasiones, el Papa Juan Pablo II se ha referido a la mayoritariamente católica Colombia como un país "moralmente enfermo". Colombia padece la guerra de guerrillas más antigua de América Latina, con gravísimas violaciones de los derechos humanos, así como una ola de violencia propiciada por los narcotraficantes y los delincuente comunes. El país también está afectado por la corrupción política y una enorme concentración de la riqueza que genera injusticia social, según los comentaristas El arzobispo de la andina ciudad de Tunja (130 km al noreste de Bogotá), monseñor Augusto Castro, declaró este jueves a los reporteros que los colombianos están presenciando "una realidad de lobos que se despedazan entre sí y no una de hermanos que se apoyen, que aprecien la vida de los otros". Debemos revertir esta realidad, debemos amar la vida propia y la de los otros seres humanos", dijo el prelado.
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Debemos revertir esta realidad, debemos amar la vida propia y la de los otros seres humanos", dijo el prelado.
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