José Domingo Ulloa asumió el sábado sus labores como Arzobispo de Panamá, en una ceremonia emotiva que sirvió para congregar a panameños de todas las clases sociales y políticas.
Desde el principio se aprecia que el nuevo guía de los católicos le impondrá su sello al Arzobispado. Será un prelado accesible a los medios y que aborda todos los temas por más polémicos que puedan ser.
Llega en un momento algo difícil para la iglesia mundial sacudida por algunos escándalos que envuelven a sacerdotes.
Ulloa será apenas el cuarto ciudadano panameño de llegar al Arzobispo de la principal Diócesis del país. Lo antecedieron Tomás Clavel, Marcos Gregorio McGrath y José Dimas Cedeño.
El prelado de 53 años y nacido en Chitré deberá estar en Roma el 29 de junio para la imposición del palio porparte del Santo Padre, en una ceremonia en la Basílica de San Pedro.
Desde ya, Monseñor Ulloa ha levantado su voz para decir un alto a la violencia en Panamá y clamó por promover una cultura de vida y paz.
El momento también es propicio para exhortar al casi millón y medio de católicos del área metropolitana para que tengan un mayor acercamiento con su iglesia y busque el alimento espiritual.
Un Arzobispo es el guía espiritual del rebaño, pero la transformación para convertirnos en mejores personas, es un esfuerzo de cada uno.