Pudo haber quedado preso por falsificación de cheques y por intentar cambiarlos, sin haber sido él quien lo hiciera.
Es la historia de un hombre de 27 años. Él había puesto un anuncio en internet sobre el alquiler de un apartamento compartido.
Una australiana lo contactó y le envió tres cheques con valor de 500 dólares cada uno. Supuestamente era el adelanto que ella pagaría por el arrendamiento.
Sin embargo, cuando la víctima fue al banco se llevó una sorpresa desagradable: los funcionarios le informaron que se trata de documentos falsificados.