Los llamados a paro de 24 horas, que luego fueron cambiados a "jornadas pedagógicas" dirigidas a los padres de familia de más de 60 planteles en todo el país, resultaron un fracaso para los dirigentes docentes que se oponen al plan de transformación curricular impulsado por el Ministerio de Educación.
La convocatoria fue casi nula en los colegios donde la dirigencia de ASOPROF llamó a los padres de familia para reuniones en las que se les plantearía su posición y se les brindaría argumentos contra la transformación curricular.
Hay una razón clara para este fracaso: El hastío que tiene la ciudadanía de ver cómo año tras año los conflictos entre la administración de turno del MEDUCA y un grupo de líderes docentes da al traste con el año escolar, lo que por ende pone en peligro la educación y el futuro de nuestros hijos. No es asunto de que los padres estén del lado de los profesores o del Ministerio, sino que la situación precaria de la educación amerita que se haga algo con urgencia, y ese algo -con todas las deficiencias o improvisaciones que pueda tener- comienza con la transformación curricular.
El plan piloto implica que a mediados y final del año se evalúen estas fallas, para que el año siguiente se subsanen, y así sucesivamente. Obviamente que esto suena mucho más atractivo para los padres de familia que la opción de los dirigentes de boicotear el año escolar. El mensaje de la ciudadanía ha sido claro. Insistir en las llamadas "jornadas pedagógicas" es un nuevo llamado al fracaso. Y la educación nacional ya no soporta más fracasos.