Yo pensaba que los celulares en los cines eran molestos. Lo mismo creía de los anuncios publicitarios que saltan de la nada frente a las páginas de Internet, al igual de los correos electrónicos enviados por gente que nunca he visto en mi vida invitándome a ser sus amigos en Facebook.
Eso hasta que comencé a conversar con alguien que tiene un Blackberry. Realmente uno siente que está hablando solo. Nuestro "dizque interlocutor" mira fijamente la pantallita del celular, los dedos pulgares se deslizan por el minúsculo teclado tan rápido como en el de una computadora, y se ríen solos como "retratados mensuales".
-"Oye, te estoy hablando!", grito exhasperado.
La respuesta es un balbuceo: "Eh, eh... Si, si, si". Responden para salir del paso, como si la persona que chatea del otro lado se fuera a sentir ignorada porque no le conteste el mensaje inmediatamente. ¿Nuestros abuelos decían que la televisión idiotizaba? Deberían ver a esta gente hoy en día.
Debo confesar que yo mismo tengo uno, con plan corporativo que me dieron en mi trabajo. Los nuevos celulares "dizque" inteligentes, con acceso a Internet, chat, con cámara fotográfica, grabadora de voz y reproductor de MP3 incorporado son herramientas increíbles. Pero sólo si son correctamente y para cosas útiles.
Los "smart phones" son medios para llegar a un fin, no un fin en sí, como parece creer la mayoría de las personas.
Su valor ante los demás es medido por su precio y por ser el nuevo indicador de status, no por lo que nos puede ofrecer como herramienta tecnológica. En el mío puede leer todos los periódicos, hacer reservaciones, administrar citas y muchas cosas más.
¿Pero para qué lo usa el 90% de la gente? Para chatear, chatear y chatear. Sobre las cosas más inconsecuentes. Ya ni llaman, porque como ese chat es gratis, prefieren pasarse la vida enviando mensajitos, y ni siquiera se les oye la voz.
Y llegan al extremo que hablan más por celular que en persona. Si hay alguien en el cuarto de al lado, ya no gritan, sino que les mandan un chat. ¡Y se embellacan si no les contestas!
¿Qué inventarán después?