Desentierra el hacha de guerra en
Nicaragua para pelear por tierras
Nicaragua
REUTERS
Durante la guerra civil de
Nicaragua, Alonzo Edwards y sus vecinos empuñaron las armas para
defender la tierra roja que ellos heredaron de sus antepasados indígenas.
En la década de 1980, los indígenas mískitos unieron
sus fuerzas con Estados Unidos para intentar derribar al gobierno de Managua,
en manos de los guerrilleros marxistas sandinistas. Ahora están
otra vez dispuestos para desenterrar el hacha de guerra, esta vez contra
"los gringos", como suelen llamar los latinoamericanos a los estadounidenses.
Su objetivo es un grupo de empresarios estadounidenses que reclama la
propiedad de una vasta zona de jungla donde viven 12 comunidades indígenas
a lo largo de la remota costa caribeña de Nicaragua.
"Muchos mískitos cayeron durante la guerra. Nunca vimos a
un sólo gringo peleando con nosotros", dijo Edwards. Un juez
civil resolverá este mes una demanda presentada por Robert Merrick
Burlinson y sus socios por más de 58.800 hectáreas atravesadas
por el río Prinzapolka, al nordeste de Managua.
El caso sin precedentes enfrenta los derechos individuales de propiedad
contra los intereses de las comunidades indígenas.
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