Cada mañana, miles de panameños deben persignarse ante Dios al momento de subirse en los autobuses que muy bien les quedan el apodo de "Diablos Rojos". Y es que la población de la ciudad capital está en calidad de rehenes de estos maleantes, quienes a diestra y siniestra viajan a toda velocidad por las avenidas, mientras la Autoridad del Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT) se hace de la vista gorda.
Innumerables veces, los medios de comunicación han denunciado el excesivo ruido que hay en los autobuses, de las troneras y las "regatas" salvajes. Hace poco, un canal de noticias local mostró en video cómo un conductor parecía alma que lleva el demonio. La gente, en silencio, se aguanta todo tipo de maltratos y abusos de parte de los "palancas" y "pabos", dejándolos fuera de las paradas a su suerte. No más hace poco, dos "diablos rojos" atropellaron a un anciano de 87 años en la Transístmica, cuando fue dejado en plena vía.
Paralelamente al problema de los "Diablos Rojos", nos encontramos con el dilema del reemplazo a los malogrados vehículos, que al parecer será el autobús articulado. Es una lástima que el Gobierno del Presidente Martín Torrijos vaya a cometer el craso error de descartar la colocación de un sistema de trenes ligeros o un metro urbano de superficie, por sólo abaratar costos, trayendo los autobuses colombianos del denominado "Transmilenio".
Empero, la ATTT sabe que en el futuro, la ciudad de Panamá crecerá a más de dos millones de personas en el 2025 y que irremediablemente deberemos escoger, por la fuerza, el sistema ferroviario urbano. Incluso, según nos informan periodistas del Diario El Tiempo de Bogotá y de TV Caracol, el sistema que la ATTT defiende está dando problemas. El Transmilenio ha causado ocho muertes en los últimos años, ha provocado el colapso de algunas avenidas de la capital colombiana, mientras que la calidad del concreto de los carriles por donde anda el autobús articulado comenzó a quebrarse.
La ATTT y el Gobierno de turno jamás hizo una encuesta pública entre los usuarios, que somos los más afectados, para saber qué sistema debería aplicarse. En los días en que se decidió escoger por el autobús articulado, un sondeo hecho por Canal1.net y que fue publicado en algunos diarios, reveló que el 76% de la población capitalina prefería el tren ligero o el metro, antes que el autobús colombiano.
Lo cierto es que la población capitalina está harta de los abusos de los transportistas y del silencio cómplice de las autoridades. Por supuesto, todo da a entender que no se quieren tocar a los buseros, para permitir las negociaciones de la inclusión de los mismos en el sistema Transmilenio (así como su indemnización pecuniaria).
Ojalá la ATTT y el Gobierno de turno se atreviera a convocar un verdadero debate o foro abierto para conocer las posturas de los usuarios, los cuales cada semana pierden la vida bajo las ruedas asesinas de los "Diablos Rojos". No nos arrepintamos luego de que escogimos mal al traer el Transmilenio colombiano, teniendo mejores alternativas como el tren ligero, el monorriel y el metro subterráneo, que son un poco más onerosos, pero serán una gran inversión a largo plazo que mejorará enormemente la imagen de la Ciudad de Panamá y sus alrededores.
