Un terremoto de 7.4 grados Richter sacudió ayer con fuerza el noreste de Japón y con menor intensidad Tokio, causando una alerta de "tsunami", apagones y varios heridos, sin que se hayan registrado problemas significativos en las centrales nucleares.
El epicentro se situó a 40 kilómetros de profundidad y a la misma distancia de la costa de la provincia de Miyagi, la que registra más víctimas por el sismo de hace casi un mes.
Los habitantes de las zonas con más damnificados revivieron el temor a un nuevo "tsunami" de grandes dimensiones, aunque la alerta que se levantó fue para olas de unos 2 metros en Miyagi y de apenas medio metro en el resto de la costa noreste de Japón.
Hubo daños en fachadas, cortes de luz y el nerviosismo que desató en toda la mitad norte de Japón, ya que el temblor se sintió desde Hokkaido hasta puntos más al sur de Tokio e hizo recordar los primeros momentos del devastador sismo del 11 de marzo.
La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón se apresuró a afirmar que el sismo no provocó daños en las principales centrales nucleares ni en la planta de Fukushima Daiichi.