Allí estaba el delantero, el amigo, el compañero, el jugador favorito de los aficionados.
En medio de los problemas judiciales que lo perturban, Garcés apareció por primera vez a las prácticas del equipo nacional para entrenar. El lunes había ido, pero no pudo trabajar.
El delantero se le notó tranquilo, tuvo tiempo para tocar el balón, para hacer disparos al marco, para trabajar la definición.
Con su sonrisa a flor de labio, estuvo en la cancha del estadio Rommel Fernández desde muy temprano.
Allí en ese recinto donde libra batallas, el chico afinó puntería para la eliminatoria.