EDITORIAL
Alternativas del transporte
El transporte, más que un tema de condiciones sociales, es un asunto de conciencia y real interés. En Panamá, ese sector que ha sido en varias ocasiones punto álgido en conflictos que han involucrado a todo un pueblo, sigue siendo punto de preocupación que se vive día a día.
Desde décadas pasadas se ventila, como lo hace el viento entre los bosques de árbol en árbol, rumores de una modernización del transporte: que si se dotará de vehículos ultra modernos, que si habrá tren, metro y una serie de comodidades en el servicio.
Y muy recientemente, hubo en este país un conflicto preocupante por la "modernización" del servicio que involucró el aumento de una tarifa a un pueblo que se queja de estar golpeado por una economía escuálida y raquíticos salarios.
Y precisamente para esos tiempos se habló y se hicieron gestiones para un apoyo de parte del Gobierno en la adquisición de equipos destinados a las mejoras del transporte colectivo. Se destinaron 30 millones de balboas del Banco Nacional para renovar parcialmente la flota de autobuses "diablos rojo" que brinda el servicio en el área metropolitana. Se aumentó la tarifa a 25 centésimos, se concedieron plazos y prórrogas para mejorar el servicio y un gran porcentaje de los dueños de esos vehículos del transporte público, no ha hecho gran cosa para cumplir con sus compromisos.A la par del deficiente servicio que brinda la flota chatarra de "diablos rojo", han surgido una variedad de opciones para modernizar el transporte de pasajeros. Cada entidad parece tener un proyecto en particular. La Autoridad Nacional del Tránsito y Transporte Terrestre nos viene con los autobuses articulados, un proyecto que funciona actualmente en Colombia. Esta propuesta tiene un costo de 105 millones de balboas.
La agenda del Ministerio de Obras Públicas incluye un tren ligero, proyecto que tiene el respaldo del gobierno francés y tendría un costo de 200 millones de balboas. Ahora desde Brasil nos llega un proyecto de buses que operan en base de electricidad y diesel y cuya flota promete movilizar 24 mil pasajeros en una hora. Esta iniciativa tendría un costo de 94.5 millones de balboas. En una ciudad donde los po bres están casi acostumbrados a viajar como "sardinas en lata", cualquiera de las opciones sería una ventaja. Pero, aún no hay nada en concreto, como tampoco lo quedaron proyectos anteriormente presentados a diferentes gobiernos de turno.
Sin embargo, a pesar de las calamidades del transporte, en Panamá empiezan a llegar buses con aire acondicionado, pero ya se observa el deterioro de algunas de esas unidades.
¿La realidad? Pues para tener un equipo rodante en óptimas condiciones para un servicio igual, no sólo se debe considerar el chasis del servicio, sino también la vía y lo real es que las carreteras de Panamá no prestan las condiciones para el desarrollo de un transporte sofisticado tal como se presenta.
No es que sea mal visto la adquisición de nuevas flotas, sino que paralelo a ello también se debería considerar la modernización de las carreteras donde los baches y huecos están a la orden del día, así como los descomunales tranques por la ineficacia en ocasiones de un semáforo "en paro".
Ojalá que el análisis de los proyectos no quede en un montón de papeles, pero también se debe seleccionar la mejor alternativa, que sea funcional y acorde con nuestra situación económica, y no para salvar los intereses de empresas extranjeras.
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