Cual tierra seca y resquebrajada, así se muestra nuestro querido Panamá hoy...lleno de profundas fisuras sociales difíciles de cerrar por el gobierno, siendo la principal de ellas el injustificado levantamiento de los indígenas - antes como ahora - a nivel nacional, quienes (algunos) con armas rudimentarias, pero peligrosas, desafían la Ley y el Orden lo cual ya raya en la desobediencia civil.
Sin embargo, prefiriendo empinarse sobre ese indeseable desasosiego colectivo y malestar generalizado, el gobierno dispuso derogar la polémica Ley 8 que reformaría el antiguo y desfasado Código Minero, en un gesto como quien dice (la Biblia lo dice): "Muerto el perro se acabó la rabia".
Pero la sana intención de derogar la Ley 8 "...no acabó con la rabia...", como tampoco con el malsano objetivo de otros sectores, como los llamados "ambientalistas" (Raiza Banfield, entre otros) quienes teniendo la consigna de seguir jorobando, ahora sacaron como nueva bandera de lucha una "consulta pública" para que "sea el pueblo" quien se pronuncie sobre si quiere o no la exploración y posterior explotación de las tantas minas que existen en nuestro país...todo esto con el propósito de seguir fregando la paciencia.
A decir verdad, los sectores involucrados parecen estar de acuerdo con aquello de "vivir pobre para morir rico, o sea que prefieren (y esa es su campaña), seguir durmiendo sobre una cama de oro, cobre y petróleo, pero con el estómago vacío, negándose con esa actitud una mejor calidad de vida. ¡Que Viva, Crítica en Línea la tradición!
Y bien por el presidente Martinelli quien revive aquello de que, "...Solo los tontos caminan por donde los ángeles temen pisar..."
¡Au Revoir!