El 3 de enero de 1990, el ex general Manuel Antonio Noriega salía de la Nunciatura Apostólica para entregarse a la justicia norteamericana y enfrentar cargos por narcotráfico. El que fuera "hombre fuerte" de Panamá por espacio de 7 años, era trasladado a un helicóptero y llevado luego desde Howard a Miami. Dos años después, fue condenado a 35 años de prisión.
Hasta hace unas semanas, todo parecía para los panameños que el ex dictador ya era cosa del pasado. Que era una pesadilla que no volvería siquiera a pisar suelo patrio.
Recién, nos desayunamos que el Bureau Federal de Prisiones de EE.UU. dictaminó que Noriega será liberado de la cárcel el próximo 9 de septiembre de 2007, debido a la reducción de su condena por lavado de dinero.
La pregunta que nos hacemos es: ¿Cuál será el destino del militar luego de salir? En Panamá, el no tan querido ex dictador tiene pendiente dos casos por la muerte de Hugo Spadafora y de Moisés Guiroldi, fusilado junto a otros soldados el 3 de octubre de 1989 en la denominada "Masacre de Albrook". A lo sumo, los jurisconsultos estiman que le esperan otros 61 años de prisión más para "Tony", si es extraditado de Florida de vuelta al Istmo.
Pero esa es la incógnita. Dudas han quedado sobre si el Gobierno panameño está interesado en analizar la problemática de una eventual extradición de Noriega a Panamá. Tanto el Canciller Samuel Lewis Navarro como el mismo Presidente Martín Torrijos han dicho que será el sistema judicial panameño y el Ministerio Público quienes deberán definir el estatus legal del militar.
Por otro lado, crecen más las interrogantes si vemos que Noriega tiene algunos allegados en el Gobierno de turno (aunque parece ser que muchos de ellos se han distanciado de la oscura figura, como si fuera el "Darth Vader" de Star Wars").
Noriega tiene dos opciones claras: Quedarse fuera de Panamá o volver. De la primera, salen varios países a la palestra como posibles sitios de residencia del ex dictador: Estados Unidos, México y República Dominicana.
En la segunda, si Noriega retorna lo lógico será que intentara negociar con las autoridades una amnistía o un indulto presidencial. Martín Torrijos jamás dará un perdón al ex militar, pero preocupa lo que pueda pasar en la Asamblea Legislativa. El artículo 159 de la Constitución vigente, en el punto 6, se dice que este órgano del Estado "puede decretar amnistía por delitos políticos".
Noriega ha reiterado varias veces que es un perseguido político, además de prisionero de guerra.
Sea cual fuera el destino de Noriega, éste debe encarar todavía sus crímenes en el Istmo, cuando por su propia ambición desmedida se tiró el mismo la soga al cuello al perseguir a los opositores a su régimen, declarar nulas las elecciones presidenciales de mayo de 1989 y por indirectamente provocar la miles de miles de panameños, producto de la invasión norteamericana posterior.